Tras un año marcado por la oleada de escándalos por pederastia, el papa Benedicto XVI, de 83 años, intenta reponer fuerzas a unos 30 kilómetros del Vaticano. En vez de trasladarse a las montañas del norte de Italia, como ha hecho otros años, se ha instalado en el palacio de Castel Gandolfo, residencia de verano de los papas. Aconsejado por sus médicos, en lugar de caminatas a gran altitud, se ejercita con paseos por los jardines del palacio, situado junto al lago Albano. El Pontífice aprovecha estos días para profundizar en lecturas teológicas, disfrutar de la música y escribir, ya que prepara un libro sobre la infancia de Jesús. Y para alimentar a los peces del estanque, como se aprecia en la foto, con el calzado informal que usa para sus caminatas. Benedicto XVI ha suspendido todas las audiencias hasta el 4 de agosto para descansar pero espera recibir la visita de su hermano, Georg Ratzinger, y de su amigo el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado del Vaticano.