Ella quiere que la llamen Rocío Crusset a secas, apellido de la abuela materna, por aquello de que hay nombres que pesan como losas. Sin embargo, cuando el pasado lunes participó por primera vez en un desfile, el de Ángel Schlesser en la Madrid Fashion Week, la hija de los periodistas Carlos Herrera y Mariló Montero, de 20 años, vio cómo a su paso se desataban unas cuantas carreras de cámaras y micros.

La pirámide de flases que se levanta al final de la pasarela documentó cada uno de sus movimientos. Y luego, en el backstage, un enjambre tomó nota de cuestiones de interés general en la subcategoría celebrity-sección-moda del corte a) cómo había templado los nervios en su primera vez ("se fueron al pisar la pasarela", respondió); b) si su meta era calzarse las alas del desfile de Victoria's Secret ("despacito y buena letra", manifestó), y c) con qué ojos miraba su madre su incipiente carrera de modelo. "Está muy orgullosa", zanjó.

La chica --que estudia Dirección y Administración de Empresas en la Universidad CEU San Pablo de Madrid, con cuotas mensuales de más de 900 euros-- tiene el book en Uno Models, la agencia que también gestiona la carrera de modelos de anteayer y pasado mañana como Verónica Blume y Alba Galocha. El currículum de Rocío, gran aficionada a las muecas en Instagram, aún es parco: ha protagonizado el catálogo de la firma Biombo 13 y ha aparecido en la edición española de Vogue y en un clip del DJ Julien Leik, hijo de Julián Lago, pero ante ella se abre un futuro que parece enorme.