No es lo habitual que un artista celebre 10 años de carrera en plena eclosión. Pero aunque para muchos su historia empiece a escribirse en estos momentos, este apuesto mexicano de 28 años no es ningún recién llegado. Tras la resaca del fenómeno televisivo que le dio a conocer en su país, Carlos Rivera emprendió una singular trayectoria con un pie a cada lado del Atlántico. Echó raíces en Madrid, en el primer reparto del musical El Rey León. Fue Simba durante más de 650 funciones. Y a partir de mayo volverá a serlo en la capital azteca, tras finalizar en Buenos Aires la gira que ha consolidado su carrera como solista.

Lo celebra con un cedé y deuvedé grabado en el Teatro Metropolitan de México y explícitamente titulado Con ustedes... Car10s Rivera en vivo. Y con los asistentes cantando todas y cada una de las canciones a pleno pulmón. "Fue impresionante la entrega. Mi mejor colaboración del disco es el público", dice.

De voz aterciopelada y elegante contención interpretativa, adorna los momentos álgidos de sus éxitos con sedoso falsete. Algo que encaja como un guante en el entorno pop en que se mueve, pero que él aprendió escuchando los viejos falsetes de Miguel Aceves Mejía, a quien rinde tributo en este disco con una versión de la Malagueña huasteca. Se crió en Huamantla. A los 12 años ingresó en un seminario que dejó al mes, pues su verdadera vocación era cantar. Tras patear victorioso todo tipo de concursos locales, saltó a la fama en el 2004 en el programa que allí barrió a OT del mapa. La Academia, se llamaba, con parecido formato e idéntico impacto mediático.

También los prejuicios con que se encuentran allí los concursantes son los mismos. "Me costó muchísimo dejar de ser Carlos de La Academia, y que me vieran por fin como Carlos Rivera". Y poco después de titular su segundo disco Mexicano, el destino le hizo español de adopción. "Curiosamente, hoy una fan ha colgado en Twitter una foto de mi disco en la FNAC, donde en vez de figurar entre los cantantes latinos, está en el estante de pop-rock nacional".

Ya en Madrid, El Rey León le volvió a cambiar la vida. "El primer disco que me compré con mi dinero fue un karaoke de la película". Y ganó La Academia cantando su tema principal, que, por supuesto, rescata en este disco en vivo. Le presenta su mayor valedor, el astro venezolano Franco de Vita, y entre un buen número de colaboraciones brilla la presencia de India Martínez, con quien recrea la copla A tu vera. "Es mi canción favorita de todo lo que he conocido en España".

Trabaja desde siempre con el productor actual de Malú (Armando Ávila), pero su rol de baladista y artista pop no le impide embarcarse en diferentes aventuras sonoras. "Me gusta romper con cualquier cosa que la gente espere de mí".

Cuando le ofrecieron cruzar el charco para protagonizar en Madrid la primer versión hispana de El Rey León, Carlos Rivera tenía ya una intensa experiencia teatral. Un año antes de debutar en disco como solista en el 2007, participó en Bésame mucho. Coprotagonizó la comedia de pequeño formato Orgasmos, hizo el papel de Sky en Mamma Mia! y, aunque solo como estrella invitada en un número limitado de funciones, ha sido la Bestia más joven de ningún reparto. "Hice ese papel en La Bella y la Bestia con 22 años, cuando siempre lo hacen actores que rondan los 35. Al principio ni siquiera querían hacerme la prueba". Y mucho deberían maquillarle, porque cuesta imaginar en esas fauces a semejante galán. Con este porte, ofertas para protagonizar culebrones no le han faltado. "Muchas --admite--, pero yo soy cantante. Una telenovela es algo que, la verdad, nunca me ha entusiasmado".