Los paparazi llevan días merodeando por la famosa clínica Buchinger, en la Sierra Blanca de Marbella, en busca de una de las exclusivas del verano: la foto que inmortalice a los tres pacientes más célebres que se encuentran estos días en el centro pasando hambre: Isabel Preysler, su hija Tamara Falcó y Mario Vargas Llosa.

El premio Nobel e hijo predilecto de Marbella -tiene su nombre en el paseo de la fama de Puerto Banús- lleva años acudiendo a este centro y esta vez han decidido acompañarle su pareja Isabel Preylser y su hija Tamara.

Vargas Llosa, de 81 años, y Tamara Falcó, de 36, arrastran problemas de tiroides. Isabel, de 66 años, no necesita hacer dieta, pero como está algo cansanda después de tantos viajes a Perú, Miami o más recientemente a la Costa Azul, pues también se ha apuntado a las terapias del centro.

Claro que pasar hambre en según qué sitios puede sale caro. Según informa Vanity fair, los pacientes de esta clínica de la Costa del Sol pagan entre 6.065 y 30.935 euros por someterse a tres semanas de ayuno terapéutico. Aquellos que no se ven capaces de aguantar tanto, eligen la opción exprés: el precio de 10 días de tratamiento que oscila entre 3.120 y 15.970 euros, dependiendo del tipo de habitación en la que se alojan.

PREVENCIÓN Y CURACIÓN / Según el doctor alemán Otto Buchinger, creador de este método de adelgazamiento, el ayuno terapéutico ayuda a las personas a prevenir y curar enfermedades físicas y psíquicas. Los médicos del centro aseguran que así se garantiza la prevención de factores de riesgo, como el sobrepeso, el estrés y la hipertensión; el tratamiento de enfermedades cardiovasculares y del aparato digestivo; trastornos metabólicos y desequilibrios del sistema inmunitario.

Así que durante los días de internación, se toma una dieta baja en calorías, con infusiones, caldos vegetales, zumos naturales recién exprimidos y agua mineral. Las bebidas gaseosas están terminantemente prohibidas, igual que el alcohol y el tabaco.

La duración óptima para hacer esta terapia es de tres semanas, que incluye 1 día de preparación, 16 de ayuno y 4 de readaptación. La estancia mínima es de 10 noches. Este tiempo puede ampliarse por semanas completas o por días.

Los pacientes, además, pueden recibir tratamientos complementarios: masajes occidentales y orientales, hidroterapia, osteopatía y drenajes linfáticos. No se permite utilizar teléfonos móviles en la clínica, tampoco durante las excursiones o las caminatas que realizan. Tampoco se permite usar perfume.

A primeros de mes y antes de desplazarse a Marbella, Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa estuvieron en la Costa Azul. Según recogió en exclusiva Hola! aterrizaron en un avión privado en Niza, desde donde se trasladaron en helicóptero hasta el puerto de Saint-Tropez para embarcarse en el Lady Marina, propiedad del multimillonario suizo Sergio Mantegazza, que posee una fortuna estimada en 3.000 millones, según la revista Forbes.

En el pasado, Sean Connery, Isabel Sartorius, Carmen Sevilla, Brian Ferry y en su día hasta Jesús Gil y Manuel Vázquez Montalbán pasaron por la clínica Buchinger. La paciente más rica y rebelde de la Buchinger fue Christina Onassis, hija del naviero Aristóteles Onassis. Cuenta la leyenda que la díscola heredera griega ingresaba en la clínica con una maleta llena de botellas de Coca-Cola. Un verano, las enfermeras la descubrieron y la echaron del centro. «Allí la coca-cola está vista peor que un solomillo», confesó Vargas Llosa en una entrevista.