DOBLES PAREJAS

Ana Iriarte: «Rajoy era todo lo contrario a la democracia ateniense»

Ana Iriarte: «Rajoy era todo lo contrario a la democracia ateniense»

Ana Iriarte: «Rajoy era todo lo contrario a la democracia ateniense»

DANIEL MONSERRAT

Catedrática de Historia Antigua de la Universidad del País Vasco. Pronunció una conferencia en el CaixaForum en torno a la democracia ateniense dentro de la exposición 'Agon. La competición en la Antigua Grecia'.

—¿Fue la democracia ateniense la mejor de la historia?

—Es la primera que hubo pero no la mejor. Fue la más original, y por eso nos interesa, un modelo, pero quiero creer que hemos llegado a perfeccionarla bastante en la actualidad. En algunos aspectos fue mejor porque es una democracia radical y directa, que cada asunto que afecta a la ciudad se discute en la asamblea y los ciudadanos votan directamente para cada asunto, no una tendencia política.

—¿Cómo eran esos debates?

—Las diferencias de clase existían y, con ellas, una diferencia de educación y de capacidad de las personas para llegar a ser líderes. Pero cada orador proponía en la asamblea su perspectiva y había una participación directa del pueblo que podía manifestar si estaba de acuerdo o en contra, se votaba a mano alzada.

Ana Iriarte es catedrática de Historia Antigua de la Universidad del País Vasco. Pronunció una conferencia en el CaixaForum en torno a la democracia ateniense dentro de la exposición 'Agon. La competición en la Antigua Grecia'.

—¿Todo el mundo votaba?

—Ese fue el descubrimiento de la democracia, los griegos inventaron esa noción de ciudadano, esa idea de que todos los que tuvieran la ciudadanía tenían derecho a participar en los asuntos comunes. Tuvieron claro que había asuntos que concernían a todo el mundo y que se debía votar sobre ellos. Ahí es cuando nace la política.

—¿Convencía este sistema?

—Cuando empezaron las divisiones fue con la discusión de hasta qué punto vamos a ampliar los derechos y surgen leyes que van restringiendo quién es ciudadano, quién puede votar. Hasta el siglo V, cualquiera que naciera de padre ciudadano era considerado ciudadano y tenía derecho a votar y a sus ventajas. A partir de entonces, se decide que iban a ser ciudadanos solo los nacidos de padre y madre ciudadana. Eso fue terrible, había muchos matrimonios mixtos.

—¿Cuánta gente se juntaba en las asambleas?

—Atenas sobrepasaba los 200.000 habitantes pero hay que quitar a las mujeres, extranjeros, esclavos, gente de paso… Habría 30.000 o 40.000 ciudadanos y de estos que tuvieran una situación económica para dedicarse plenamente a esto, serían unos 6.000.

—También inventaron un curioso sistema de tribunales...

—Todos los ciudadanos podían ser elegidos como jueces y toda la ciudadanía participaba en ese juego. Cuando había una reunión de tribunal, por la mañana se sorteaba en el ágora a los jurados.

—¿Se imagina que eso pasara ahora?

—Es que hay un poco de desafecto incluso de la cuestión política. Hoy da la impresión de que ya no son los mejores cerebros los que eligen ser políticos, quizá jueces todavía… No parece que nos estén gobernando los mejores, que creo que están en otros mundos. Y eso sí que es una diferencia grande con entonces.

—Y se convencía con la oratoria...

—Ya no estamos tampoco en ese momento, nuestros políticos no son para nada buenos oradores. El mejor ejemplo ha sido el presidente saliente, Mariano Rajoy, que prácticamente ha dado muchas veces el silencio por respuesta y le valía. Exactamente lo contrario de lo que ocurría en Atenas.

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