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Entrevista

Pedro Piqueras: "Me da la impresión de que las noticias importantes pasan desvaídas"

"Estaba pensando ya en jubilarme cuando surgió la pandemia del Covid, y resultó que me encontré con el trabajo informativo más interesante de toda mi vida profesional"

El ya ex locutor Pedro Piqueras.

El ya ex locutor Pedro Piqueras. / Cuco Cuervo

Salvador Rodríguez

Tras más de 50 años de profesión, Pedro Piqueras (Albacete, 1955), uno de los periodistas españoles más reconocidos, anunció su retirada en una sincera y emocionada despedida. Ahora, disfrutando de una vida más tranquila, el periodista se sumerge en un relato en primera persona que plasma en Cuando ya nada es urgente. Llegar, estar y saber irse (HarperCollins), libro que presentará mañana lunes en el salón de actos del MARCO de Vigo, en acto organizado por el Club FARO.

-¿Cuándo empezó a pensar en escribir este libro: cuando ya intuía que se acercaba su retirada de la primera línea del periodismo o ya una vez jubilado?

-Empecé a pensarlo cuando intuía que se acababa una etapa de mi vida e iba a dar comienzo otra. La verdad es que llevaba muchos años haciendo telediarios, concretamente 35, con lo que ello implica de soportar una carga psicológica de tensión que me resultaba cada vez más difícil de aguantar. Llegué a la conclusión de que tenía que dejar de hacer información diaria, una labor que me obligaba a levantarme temprano y acostarme en torno a las 11 de la noche. Pero, claro, a la par que sentía la necesidad de parar, por otra parte te confieso que le tenía miedo a eso que llaman "depresión de los jubilados" porque, evidentemente, te quedas de pronto sin realizar una actividad que te absorbía 24 horas al día y, de repente, te encuentras ante una situación en la que no tienes que hacer nada. Entre una y otra cosa, elegí la intermedia, es decir, detener esa actividad absorbente y tensa y, al mismo tiempo, elegir otra que me mantuviese en acción, pero sin tanto desgaste, sin tantas prisas, sin tantas urgencias. Y escogí escribir un libro porque entendí que esa podía ser una excelente alternativa.

-Pero no cualquier libro, no una novela, por ejemplo, supongo que eso lo descartaría.

-Claro. Tenía que ser algo personal, lo que ocurre es que a mí me da bastante pudor abrirme a mí mismo, y entonces opté por escribir de mí, de mi vida, sí, pero para a partir de ahí, contar la historia de este país, es decir, el marco en el que yo he vivido…y aún vivo. De hecho, este libro arranca cuando yo tenía seis años de edad y, a través de la manera en que yo los percibía, narro acontecimientos y etapas como la caída del franquismo, la transición, el terrorismo de ETA, la postransición…. poniéndome en la edad que tenía en cada momento. Y así fue como surgió esta historia, y hasta hoy, porque a mí me siguen preocupando los problemas que padecen los españoles, como el de la vivienda, la pérdida de capacidad adquisitiva de los salarios, el estado de la sanidad…y también las cuestiones internacionales, eso que ahora llaman el escenario geopolítico.

-¿Lo de Cuando ya nada es urgente se lo aplica a usted a sí mismo? Lo pregunto, sin ir más lejos, por lo apretado de su agenda y lo que nos ha costado encontrar un hueco para entrevistarle.

-Sí, sí que me lo aplico, con una excepción, que es vivir. Porque lo que fue, es y será siempre urgente es vivir. Y yo durante mucho tiempo digamos que no he vivido, y ahora sí que puede decirse que estoy viviendo, y que lo estoy haciendo como quiero, como he elegido. De manera que cuando considero que estoy haciendo demasiadas actividades seguidas, paro; si noto que me hace falta pillar una semana para poder viajar, lo hago; y si quiero pasar más tiempo con mis amigos o mis hijos, ahora ya tengo muchas más oportunidades de hacerlo…En conclusión, que hoy por hoy soy yo quien me marco el ritmo de la vida a mí mismo.

-El subtítulo de su libro es "Llegar, estar y saber irse". Hay quienes cuando llega su hora de jubilación se alegran muchísimo, mientras otros, en cambio, se sienten vacíos (sí, la "depresión de los jubilados" a la que antes aludía). ¿Se tiende mucho en esta profesión a encontrarse con compañeros que no han asumido que ha llegado el momento en el que "hay que irse"?

-Hay de todo. Lo que se debe hacer es ser consciente de que todo cambia. Yo me jubilé de los telediarios pero, como te decía, me fui preparando para cuando llegase el momento, y eso es lo que pienso que deberían hacer todos, no solo los periodistas.

-Es que tengo entendido que a usted le "costó" jubilarse…

- (ríe) Pues sí. Estaba a punto de jubilarme y entonces surgió el Covid y, bueno, entre que me pidieron que siguiese y que yo, en el fondo (esto lo digo ahora) quería, pues continué, y resulta que me encontré con el trabajo informativo más interesante de toda mi vida profesional. Y después surgieron otras noticias y me seguí quedando, y así hasta el final. Y creo que hice la despedida de la mejor manera, sin crispación, sino todo lo contrario: con suavidad y quedando encantados tanto yo como la empresa, y la propia la televisión en sí como medio de comunicación, a la que le estaré eternamente agradecido. A mí no me dan reparos en reconocer que he tenido mucha suerte en esta profesión.

- En España, semeja que en los diferentes canales cunde cierta ansiedad por mostrar rostros jóvenes que aporten frescura. ¿No cree se está cayendo en eso que llaman edadismo?

-No estoy de acuerdo con lo que dices. Por encontrario, yo sí que creo que en España se aprecia mucho a los periodistas veteranos en general y a los locutores de informativos en particular. Y no es que lo haya notado sólo por mí, sino también por otros compañeros. Ahí tienes a los Matías Prats, Vicente Vallés, Ana Rosa Quintana…a los que se les ha querido siempre, y se les sigue queriendo. Lo que sí es cierto es que la gente joven también tiene derecho a estar en esa primera línea, pero eso es perfectamente compatible con la presencia de veteranos.

-Esto que le he dicho es lo que percibe la audiencia cuando, en los diferentes canales, cada vez que se abre una nueva temporada, se anuncian cambios, y suele añadirse la palabra renovación, y esta renovación pasa porque nuevos rostros pasan a ser los frontman de los principales espacios informativos.

-(ríe, de nuevo) Es que, ya sabes, cuando una frase o una palabra se repiten muchas veces, la gente acaba creyéndoselas. Pero si se analiza detenidamente, el público detecta lo que ocurre, y lo que ocurre en España no es precisamente que se esté sistemáticamente apartando a los locutores veteranos de primera línea.

-Su razonamiento es aplastante pero, qué quiere que le diga…

-Piénsalo bien. Yo tengo ahora 69 años, y fíjate en la edad de otros y otras que continúan ahí, en primera línea, algunos incluso mayores que yo.

-De Cuando ya nada es urgente dice usted que no se trata de unas memorias, pero sí que nos hallamos ante una autobiografía emocional, porque habla desde de su niñez. ¿En qué momento y bajo qué contexto tomó la decisión de ser profesional del periodismo?

-¿Yo? Pues, si no recuerdo mal, a los diecisiete años. Había hecho un curso de periodismo, me gustó hacerlo, y casi te puedo decir que desde mi primer empleo en el diario Pueblo me enamoré de esta profesión, desde la prensa escrita en que comencé hasta la televisión en la que la terminé, pasando obviamente por la radio.

-En cambio, otros que han terminado sus carreras, en cuanto consiguen su primer empleo se percatan de que esta profesión no es para ellos, la dejan y se dedican a otras cosas.

-Entiendo esa frustración. El periodismo te da cosas, pero también te las quita, y cada quien hace un balance y, en un momento dado, decide, toma su decisión. Y ese momento puede acontecertanto al principio como a mediados de una carrera profesional .

-Desde nuestro gremio surgen voces que aducen que el periodismo vive actualmente en modo supervivencia. ¿Está de acuerdo con esta visión?

-Más bien no. Lo que ocurre, como ya he dicho, es que todo cambia. Los quioscos están al borde de la extinción, es verdad, pero hay muchos canales de televisión, periódicos digitales o en papel) y emisoras de radio donde poder elegir y hacer periodismo aunque, claro, unas empresas funcionan de una manera y otras de otra, y el periodista puede sentirse a gusto o no en la empresa en la que está.

-Volvamos atrás ¿Fueron realmente los periodistas de su generación quienes consiguieron detener el golpe de Estado del 23-F de 1981?

-Estoy de acuerdo en que los medios de comunicación fueron muy importantes, eso es obvio. A pesar de que Televisión Española fue tomada en primera instancia por los golpistas, la cadena SER, por ejemplo, estuvo todo el tiempo ahí, al pie del cañón. Y la prensa de papel salió a la calle contando, alertando y denunciando los hechos. El golpe se paró por varias razones y por la conjunción de diferentes factores: la respuesta de la sociedad española, aquel mensaje del rey Juan Carlos, la inminencia de la entrada de España en la Comunidad Económica Europea (hoy, Unión Europea)…

-Si en la actualidad se produjese un golpe de Estado, ¿los medios reaccionarían unánimemente procurando detenerlo?

-No lo sé, sinceramente. Pero creo que sí, porque me consta que, si no todos, una abrumadora mayoría de los medios de comunicación españoles están por la defensa de la democracia.

-Usted, además de presentar, ha realizado numerosísimas entrevistas. ¿Cuál es el personaje entrevistado que más le ha fascinado?

-¡Uf! Me resulta muy difícil elegir, y además la palabra fascinado seguramente no sea la adecuada. Yo diría que de las que tengo más recuerdo es de aquellas en las que, por alguna razón, me sentí incómodo, o en las que había una tensión entre el entrevistado y yo, o que se palpaba en el ambiente, pero curiosamente en esas, aunque no me sentí cómodo, el personaje me pareció digamos que interesante, fuera por una razón o por otra. En general me "fascinaron" aquellos políticos que encabezaron el proceso de la Transición democrática, aunque visto con el paso y la distancia del tiempo, tal vez fuese, en realidad, porque eran mayores que yo.

-¿La talla intelectual de la clase política actual es infinitamente inferior a la de la que hizo la Transición?

-Yo no diría tanto. Lo que yo pienso es que a la clase política actual lo que la caracteriza es su obsesión por conseguir el poder. Pero mi opinión sobre los políticos, en general, es bastante positiva. Sinceramente, y a pesar de estos casos incluso reiterados de corrupción, hay más políticos honestos que deshonestos.

"A mí siempre me ha gustado dar buenas noticias, y además no soy el tipo de periodista que se mueve por las exclusivas"

-¿Cuál es la noticia que más le gustó haber dado?

- Contra lo que pueden creer algunos por el tópico, a mí las noticias que más satisfacciones me han dado han sido las buenas noticias, porque me siento mejor dándolas y porque me dejan buenos recuerdos. Y he dado unas cuantas.

-Dígame al menos un par de ellas.

-El fin del terrorismo de ETA y el final de la guerra de los Balcanes

-¿Y cuál es la noticia que ahora le hubiese gustado dar?

-A mí me encantaría anunciar que la economía del país va bien, que el trabajo está óptimo, que la guerra de Ucrania ha terminado, que se ha acabado ese ataque permanente de Israel a Gaza…Esas son noticias que me gustaría dar, pero ya no podré hacerlo. Quizás pueda comentarlas, pero no anunciarlas. Y sobre tu pregunta añado una cosa más: yo no he sido el tipo de periodista que se mueve por las exclusivas.

-¿Se ha dado cuenta de que ya casi se ha eliminado aquella tradición de publicar una noticia falsa el día de los Santos Inocentes?

-Es que ahora todos son días de los inocentes (ríe). Lo que hay son muchos globos sonda, mucha noticia o declaración para poner en alerta a los ciudadanos. Pero las noticias-noticias, las noticias importantes, pasan como desvaídas, y lo cierto es que tendemos a vivir ajenos a lo que realmente está pasando, a lo que verdaderamente importa de todo lo que ocurre.

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