Marta Reinares recoge este jueves 18 de octubre en Madrid el Premio Excelencia a la Innovación para Mujeres Rurales del Ministerio de Agricultura por diversificar la actividad económica en el medio rural con su residencia para mayores en Romanos (Zaragoza).

- ¿El mundo rural sigue siendo un mundo masculino?

—Sí. Y más, cuanto más pequeño es el pueblo. Por ejemplo, Romanos tiene cien habitantes. Aquí todo se centra en la ganadería y agricultura y cuando dije que iba a montar una residencia tuve que oír comentarios de todo tipo.

—El propio presidente Lambán ha admitido que la mujer rural sufre una doble discriminación por ser mujer y por ser mujer en el medio rural. ¿Es esto así?

—Me gustaría decir que no, pero lamentablemente sigue siendo así, porque la mentalidad en el medio rural es muy machista. Yo lo he notado hasta en los bancos, a la hora de pedir el préstamo. Mi marido y mi cuñado tienen ganaderías, y uno de los comentarios que tuve que escuchar en el pueblo es que no tardaría mucho en llenar la residencia de ovejas. Con eso, lo digo todo.

—¿Y la gente joven?

—Hay de todo. No depende de la edad, pero la mentalidad más negativa es la de personas de más de 50 años.

-¿Y qué le han dicho cuando han visto que su residencia está funcionado?

-Se han tenido que morder la lengua. Ahora bien, la mayoría de los comentarios han sido siempre de apoyo.

—¿No cree que la mujer es esencial para el desarrollo económico y social del territorio?

—La verdad es que lo somos todo. Los hombres tienen la ventaja de que las mujeres estamos acostumbradas a estar en la sombra y que no nos ha importado. La mujer es la que verdaderamente fija la población en el medio rural. No nos engañemos: si la mujer se va, los pueblos se mueren.

—¿Qué consejo le daría a una joven que también quiere innovar en este medio?

—Lo más importante es creer en ti misma, tener los pies en la tierra y tener pasión por lo que vas a hacer.

—A usted, ¿quién le ha ayudado?

—Esta residencia no existiría sin el grupo de acción local ADRI Jiloca Gallocanta. La inversión era de más de 600.000 euros y sin ellos no lo hubiera conseguido. Muchas veces oyes a los políticos preguntarse qué pueden hacer para luchar contra la despoblación, cuando ya hay personas y asociaciones que estamos luchamos por ello y no nos ayudan.

—Háblenos de su residencia.

—Se abrió en el 2015. Tiene 25 plazas fijas y 15 de centro de día. También tenemos servicio de transporte adaptado, ayuda a domicilio o servicios de limpieza. Respondemos a todas las necesidades de una persona mayor en su pueblo. Es privada y yo soy la directora, promotora, trabajadora social, secretaria, la de mantenimiento… He creado 19 puestos de trabajo y he tenido que construir 4 viviendas para los trabajadores, que han venido al pueblo a vivir con la familia.

—¿Le hubiera resultado más fácil su proyecto si hubiera sido hombre?

—No, porque no sé si algún hombre lo hubiera hecho. Solo las mujeres nacemos con esa capacidad de sacrificio necesaria.