Experto en indumentaria tradicional y autor de varios libros sobre su historia. El último, ‘Nuevos retazos’, es un recorrido didáctico y útil por 35 años de estudio que publica EL PERIÓDICO DE ARAGÓN con motivo de la cercanía de la festividad de la Virgen del Pilar.

Su libro ‘Nuevos retazos’ es la continuación del que escribió hace un año y que publicó también este diario. ¿Es la obra definitiva para ser un experto en indumentaria tradicional aragonesa?

En Retazos se quedaron bastantes cosas y prendas sin tratar, así que puede decirse que sí; son como una gran enciclopedia de indumentaria aragonesa (risas). Además, se publica muy poco sobre el tema. De hecho, estos son los libros más visuales que hay. Predomina mucho la imagen y las fotos y los textos son amenos. Hay mucha información concentrada y he realizado una gran labor de síntesis para que en poco espacio todo el mundo pueda adquirir los conocimientos básicos.

‘Retazos’ tuvo una gran aceptación el año pasado. ¿La afición por la indumentaria tradicional está creciendo en los últimos tiempos?

Poco a poco ha ido creciendo de forma progresiva y ahora hay gente joven muy interesada en adquirir nuevos conocimientos. El gran tirón de la ofrenda ha sido clave en todo esto, aunque la afición ya comenzó a crecer en los 80, cuando esa idea que se tenía del folcore como algo limitado a los grupos de jota evolucionó.

Hábleme un poco de su proceso de documentación.

Llevo 35 años en este mundo, así que tengo mucha información recopilada. Pero sigo dedicando bastante tiempo a mirar archivos, fotografías antiguas, cuadros de la llamada pintura regionalista de finales del siglo XIX y principios del XX... Y también hablando con la gente mayor de los pueblos, aunque esto cada vez es más difiicl porque muchos ya no vieron a sus mayores.

¿Las modas cambiaban tanto como ahora en esas épocas?

No a una velocidad tan rápida como ahora, pero también evolucionaba. De hecho, nuestros antepasados también se dejaban arrastrar por las modas. En momentos especiales como las bodas, quien podía intentaba ir a la última.

¿Cuándo dejó de estar de moda el mantón entre las mujeres o la faja entre los hombres?

Desde finales del siglo XIX, con la incorporación de nuevas prendas y tejidos como el algodón, ya se empieza a ver ese proceso de cambio de moda. Y la Guerra Civil ya fue un momento decisivo en ese cambio definitivo.

Usted es arqueólogo de formación. ¿De dónde le viene la pasión por la indumentaria tradicional?

En mi relación profesional como arqueólogo con los museos empecé a ahondar en el conocimiento de la etnografía, que es un campo enorme; luego ya monté mi tienda... Y hasta hoy (risas).

Este año va a ser complicado para los comercios de indumentaria tradicional tras la cancelación de la ofrenda...

Está siendo un año para olvidar. Desde que empezó el confinamiento no viene nadie. Yo voy a intentar aguantar unos meses para ver si esto remonta, pero si no habrá que cerrar. Una tienda ya cerró hace poco. Yo sé de mucha gente que se va a vestir aunque no haya ofrenda, pero eso no ha impedido que las ventas se desplomen. Lo único que da esperanza es que la ofrenda es una tradición muy consolidada y es muy difícil que desaparezca.