Profesor titular de Ciencias de la Tierra en la Universidad de Zaragoza, doctor por la misma y pintor en sus ratos libres. Expone en la Sala Odón del Paraninfo hasta el 30 de octubre ‘El color de la Tierra’, 22 cuadros que reflejan la belleza del paisaje geológico.

--Su exposición une arte y geología. A priori, estas disciplinas no están muy unidas…

--Pues te equivocas (ríe). El paisaje es un reflejo de la geología, y eso les intento inculcar a mis alumnos. El color de un paisaje es producto del color de las rocas y los minerales que la contienen. Y las formas del paisaje están asociadas con el tipo de roca --la resistencia a la erosión y a la elaboración de relieves-- y con la disposición de esas rocas: si están plegadas, fracturadas... La geología condiciona el paisaje.

--¿Qué se muestra en la exposición?

--En la exposición se muestran 22 cuadros de distintos paisajes a lo largo de varios años, desde la Antártida a La Rioja Alta, lugar donde nací, y Aragón. Por ejemplo, de los Mallos de Riglos. Para establecer el punto de unión entre arte y geología, entre arte y ciencia, cada cuadro está acompañado de una interpretación geológica.

--Habla de arte y ciencia. ¿Qué relación deberían tener?

Deben ir de la mano. El arte puede reflejar la ciencia perfectamente. Desde Servet con sus maravillosos dibujos hasta Leonardo Da Vinci, un autor que conectaba ambas disciplinas. En el caso de la geología hay un aspecto fundamental para todo aquel estudiante que quiera dedicarse a ella: la capacidad de plasmar gráficamente las estructuras y los materiales geológicos. De ahí al arte hay muy poco, ya depende de la visión del artista. He tenido muchos alumnos que tienen una capacidad artística innata para representar el contenido geológico de un paisaje. La relación es clara, y viceversa. Qué mejor manera de llevar al público que desconoce aspectos técnicos de la ciencia que a través del arte.

--¿Siempre ha pintado?

--Siempre me ha gustado dibujar la naturaleza. De hecho, casi todos los cuadros de la exposición están pintados al natural. Siempre me ha gustado la naturaleza y la geología, fue mi padre quien me lo inculcó.

--Y el amor por el arte, ¿de quién le viene?

--De mi hermana Cristina, que fue directora del Museo Pablo Gargallo. Ella fue la que se dio cuenta de que tenía cierta habilidad para elegir los colores. Creo que cuando miras mis cuadros te das cuentas de que estoy influido por el impresionismo. Siempre me ha gustado mucho ese tipo de pintura al aire libre y, sobre todo, intentar captar el colorido de la naturaleza. En alguno de mis viajes fuera del país, lo que he hecho ha sido pintar algún cuadro para recordar de forma visual la estancia. Pero es muy diferente la belleza que tiene Aragón o La Rioja que la Antártida, donde estuve hace unos años y pude pintar unas acuarelas.

--Estuvo en la Antártida. Cuénteme...

--Fui en el 2009, dentro de un proyecto del ministerio. Un compañero investigaba analizando las rocas para intentar determinar la historia de la tectónica de placas en ese entorno. Investigar en la Antártida es muy complicado, ya que desde 1959 existe un Tratado de defensa y respeto ante la extracción de cualquier recurso.

--¿Y me decía que pudo pintar allí?

Sí, en la isla Decepción. Es una isla volcánica y aunque hay nieve, hay partes del suelo donde se ve el color de la tierra. Existe un contraste entre el color de la nieve y el de las rocas volcánicas...