Es el presidente de la Asociación Profesional de Promotores y Managers Musicales de Aragón, una entidad compuesta por 21 empresas y que acaba de nacer para representar y defender los intereses colectivos del sector.

- Acaban de constituir la Asociación de Promotores y Managers de Aragón. ¿La pandemia va a servir al menos para impulsar la unión del sector cultural?

- Esta asociación debería haberse creado hace mucho tiempo. Los que llevamos años en este trabajo lo hemos intentado un par de veces y no pudo ser. Generalmente por malos entendidos internos. Hay que ser autocrítico y en este sector cada uno hacía la guerra por su cuenta. Pero ahora lo hemos superado, empujados también por la delicada situación actual. Y estamos satisfechos porque creemos que esto será perdurable y útil para el sector y para la sociedad. Siempre se dice que de las crisis surgen oportunidades.

- ¿Cuáles son los objetivos principales?

- Lo más importante es ser la voz de todo el sector y defender todos los intereses. Por eso nos vamos esforzar por representar a todos los géneros, contando con gente de la música moderna, la clásica, las jotas o las orquestas de baile. Todo es música y cultura para nosotros. Ahora mismo estamos 21 empresas, el 99% de ellas microempresas o incluso unipersonales, con una creación de empleo directo reducida pero brutal de forma indirecta. En un concierto en el Felipe puede haber trabajando fácilmente 200 personas y en diferentes sectores. Nosotros estimamos que de forma regular vamos a representar los intereses de unas 1.200 personas.

- Tienen mucho trabajo por delante, porque el sector vive en una situación límite.

- Entendemos las circunstancias pero la situación es dramática. Nuestra facturación ha caído un 95% y ya llevamos casi ocho meses sin poder hacer conciertos, mientras los gastos se mantienen. Y el problema es que las ayudas están siendo insuficientes y que la administración tampoco ha impulsado una programación pública que diera algo de oxígeno al sector. Esas son de hecho nuestras principales reivindicaciones, porque están en juego muchas empresas, salas y músicos.

- Lamentan que en Zaragoza se han hecho especialmente mal las cosas...

- Bueno, es que en Huesca por ejemplo se han impulsado varias experiencias exitosas como el festival Sonna. Aquí no se ha hecho nada y lo peor es que tampoco se nos ha consultado, siendo que podríamos haber planteado alternativas. El diálogo ha sido nulo en este sentido.

- Su sector es un gran desconocido para parte de la sociedad. ¿Qué hace un promotor musical?

- Sí, hay mucha gente que no sabe muy bien para qué sirve un promotor. Nosotros somos los gestores. Los artistas tienen una misión básica: hacer música, algo que ya es bastante complejo y quita mucho tiempo como para estar dedicado a toda esa otra parte; la de la organización de los conciertos, el negocio y demás. Ese es el papel que cubrimos.

- Muchos están muy vinculados a las salas de conciertos, que también están viviendo una crisis sin precedentes.

- Las salas son la base imprescindible de la música en directo en España y su situación actual es crítica. Es una pena porque en Zaragoza estábamos muy bien en esta materia. Jamás habíamos vivido un momento como el de antes de la pandemia. Estábamos ante una auténtica edad de oro de la música en directo en Zaragoza. Por cantidad y por calidad.