Esta catedrática de Física de la Atmósfera de la Universidad de Barcelona impartió en Zaragoza la charla ‘Llamadas desde la ciencia sobre el hogar común’, donde abordó el problema del cambio climático, dentro del ciclo de la Fundación Seminario de Investigación para la Paz.

-¿Qué llamadas nos hace la Tierra?

-El mensaje final es que hemos de cambiar de estilo de vida para que la Tierra siga siendo un lugar común, tal como lo encontramos o mejor. Para llegar a ello, la ciencia muestra constataciones de que la temperatura del planeta ya ha aumentado más de un grado y, si seguimos actuando como lo hacemos, aumentará más de tres grados a finales de siglo. En la zona mediterránea, no solo la costa, es mucho peor. De hecho, la temperatura ya ha aumentado por encima de la media mundial.

Parece que hay más fenómenos adversos...

-Parece que hay más fenómenos adversos...

-Uno de los impactos que tiene el cambio climático es que aumenta la energía presente en la atmósfera y eso favorece que haya muchos más fenómenos adversos que usan esa energía para el desarrollo de las grandes nubes, de los huracanes…

-¿Ha habido algún fenómeno que le haya marcado?

-Para mí, hubo uno fundamental, que fueron las inundaciones del año 1982. Tanto las que se produjeron en Valencia en octubre, que destruyeron la presa de Tous, como las que se produjeron luego en noviembre, que afectaron a la zona de los Pirineos, tanto en Cataluña como en Aragón, en Francia y en Andorra. Toda mi tesis doctoral y mi itinerario empezaron a raíz de estas inundaciones. Luego ha habido otros fenómenos sorprendentes como podría ser el reciente episodio que hemos tenido en Cataluña, que llaman el ‘Gloria’. Es algo totalmente anormal tener en otoño inundaciones que vayan vinculadas con nevadas y además con tornados.

-Estamos en noviembre pero el frío todavía no llega con fuerza, ¿qué sucede?

-Esa es la primera constatación del cambio climático, que es indiscutible. Hay evidencias de que la temperatura está aumentando todos los meses del año y cada vez será mayor. En el invierno disminuye el número de días fríos y lo que se está hablando es de si hay un cambio de estaciones, el otoño se ha retrasado respecto a lo que era antes y también las lluvias típicas de esta estación.

-¿Qué se puede hacer ante estas evidencias?

-La primera evidencia que nos manda es que no podemos consentir que la temperatura siga aumentando y, por tanto, hay que tomar medidas que serían de mitigación: es decir, intentar reducir el consumo de combustibles fósiles y cambiar nuestra actitud; intentar reducir la movilidad para evitar tanto consumo de energía, las renovables no son suficientes para generar todo lo que necesita el mundo. Tener una vida menos consumista. La respuesta es: lo primero de todo, evitar que la temperatura siga aumentando y tomando medidas de mitigación, tanto los gobiernos como las personas. La segunda es adaptarnos a esta situación, consumiendo la menor energía posible. Si tuviéramos más inundaciones, que es lo que sucede en algunos países, habrá que construir diques. Pero hay que buscar medidas de adaptación basadas en la naturaleza.

-¿Decrecer un poco?

-Sí, y disfrutar de otras cosas, que ahora no nos dejan con el confinamiento, como disfrutar de las personas. Evitar tantas cosas superfluas. Y hay que ir con cuidado porque el mundo digital consume mucha energía, por lo tanto no se soluciona estando todo el día conectado a internet.

-Lo virtual no sale de la nada...

-No. Necesita grandes ordenadores, grandes infraestructuras, con un coste energético muy importante tanto para su construcción como para su mantenimiento.

-El compromiso ha de ser ciudadano e institucional, ¿no?

-Tiene que haber un compromiso obviamente mundial y otro compromiso a escala regional y local. Europa sigue yendo a la cabeza en término medio porque hay países que están altamente comprometidos, como podría ser el caso de Alemania, y España está quedando un poco por detrás. Y algunas comunidades, mucho más todavía.

-¿Teme que con la llegada de la pandemia el cambio climático haya perdido atención?

-Totalmente. Es muy preocupante porque ahora la gente quiere volver a vivir como antes. Y, ciertamente, no se puede. La situación que estamos viviendo es muy desagradable, muy triste, pero hemos de recordar que el cambio climático es un problema mucho más grave porque, debido a él, por ejemplo, están cambiando cosas como plagas de langostas que ha habido en Sudán, que se han movido de sitio debido al calentamiento, al cambio de la lluvia. Se dice que si vamos perdiendo diversidad, hay más de 850.000 pandemias que se podrían producir.

-Unos cambios que influyen directamente en la vida…

-Sí, porque está unida, por ejemplo, la deforestación del Amazonas, que influye en el clima porque hace que aumente el efecto del cambio climático, pero influye también en los hábitats, que una serie de animales que están lejos del contacto con el ser humano puedan hacerlo.

-¿Podrían verse en España fenómenos como, por ejemplo, los huracanes que se ven en el sureste de EEUU?

-Huracanes, estrictamente, no, porque requieren unas condiciones. Se han de formar en un mar muy cálido. Sí que están aumentando fenómenos de viento, tormentas tropicales. Pero en el Mediterráneo lo que tenemos es lo que se llaman ‘medicanes’, que son como huracanes, pero con unas características diferentes desde el punto de vista de la física que les da lugar, pero que se parecen. Tienen la misma forma en espiral, producen vientos muy fuertes y parece ser que estos sí que pueden ir aumentando.

-¿Todavía tenemos tiempo antes de que la situación sea irreversible?

-Tenemos tiempo para evitar que la situación se agrave de tal forma que el mundo que conocemos ya no lo conozcamos, que cambien los ecosistemas y tengamos pérdidas humanas muy elevadas. Pero lo que no podemos ahora es que sea absolutamente reversible ya porque la atmósfera tarda en volver a recuperarse. Alguna afectación quedará, pero la idea es que sea la mínima afectación posible.