Desde 1950, cada 7 de abril se celebra en todo el mundo el Día Mundial de la Salud, declarado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), para concienciar sobre nuestra salud y el estado de la sanidad. Una cita que este en 2021, y tras la pandemia desatada el año pasado por el covid-19, cobra una especial relevancia y significado.

Ningún país se libra de los efectos del coronavirus por lo que conmemorar este día se convierte en una cita más importante y valiosa. Es una jornada para reflexionar y reconocer todo lo que los profesionales de la salud hacen por nosotros, desde celadores a enfermeros, pasando por médicos especialistas y docentes de medicina. Una labor esencial con un fuerte componente vocacional sin el que resultaría difícil entender los esfuerzos y sacrificios que han tenido que realizar estos profesionales en el último año, exponiéndose y enfrentándose a situaciones que difícilmente podrán olvidar.

Pero este día también es un buen momento para mirar hacia adentro y pensar sobre nuestro estado de salud, valorando si hacemos todo lo necesario por estar sanos o si, por el contrario, podemos modificar algunos hábitos en beneficio de nuestra salud. Porque, al margen del coronavirus, gran parte de las enfermedades más frecuentes en la sociedad actual están íntimamente relacionadas con nuestro estilo de vida, en muchos casos sedentario y estresante. Es el caso de muchas enfermedades cardiovasculares, respiratorias o psicológicas.

Bajemos el ritmo, reflexionemos y demos a la salud la importancia que se merece.