Ahora la tensión se traslada al otro lado de la frontera. Marruecos cierra la puerta que abrió hace tres días y aquellos que vinieron a probar suerte descargan su rabia contra los antidisturbios en Castillejos, la última ciudad del país. Rabat reestablece un férreo control en la zona, pero la quema de neumáticos y contenedores mantiene cerradas las carreteras que conectan Tánger y Tetuán. Las imágenes son muy diferentes al otro lado del famoso espigón. En Ceuta se instala una relativa calma, aunque todavía con fuerte presencia del ejército. Ahora los trabajos se centran en identificación y control sanitario por la pandemia. Desde ayer no se ha contabilizado ninguna nueva entrada, aunque todavía hay quienes siguen intentándolo. Hasta el momento, 5.600 personas ya han sido devueltas. Otros, sin embargo, esperan a que Marruecos abra la frontera por la mañana para regresar por su propio pie.