Ahora ruge más fuerte. La lava salta por los aires, alcanzando mucha altura y liberando grandes fragmentos de roca. Las coladas se encuentran a poco más de dos kilómetros del mar. Avanzan a 120 metros por hora y a su paso han arrasado más de 100 hectáreas y casi 200 edificios, pero esta cifra puede aumentar: más casas corren peligro porque la lava ha llegado a Todoque, un municipio de 1200 habitantes. Hay desplegados 700 efectivos y cuentan con la ayuda de una Brigada Especial del Ejército de Defensa, que llega como refuerzo. Siguen de cerca la trayectoria de la lava y ayudan a desalojar a los vecinos. En un intento desesperado, los bomberos cavan un cauce para orientar la lava, aunque es una tarea prácticamente imposible. En algunos puntos la colada ha llegado a formar muros de 12 metros de altura, dejando grandes extensiones de lo que se conoce como "malpaís", el terreno árido que queda cuando la lava se enfría. Es la tercera noche desde la erupción; una madrugada en la que los vecinos no quitan ojo del volcán de La Palma.