Ante el intento de los manifestantes de cortar el puente que da acceso a Cádiz, la policía interviene con porrras y con disparos disuasorios para que no sigan avanzando. Los agentes poco a poco les obligan a retroceder. Ya arrinconados, se parapetan tras varios contenedores y lanzan botellas a la polícía. Sus propios compañeros invitan a la calma y la multitudinaria marcha prosigue por las calles de Cádiz.