Con el izado de la bandera del Emirato Islámico de Afganistán los talibanes reclaman como suyo el último reducto de la resistencia, el valle del Panjshir. Y frente a la sede gobierno, presidida con la foto del legendario comandante Massoud, anuncian que habrá purga y que el enemigo, el frente de resistencia nacional, ha sufrido muchos daños. Los líderes rebeldes, única oposición a los talibanes, de momento, ni han confirmado su rendición ni la caída de la provincia, este valle imponente donde no ha pisado ninguna fuerza invasora en más de 4 décadas. De confirmarse que la región, a 150 kilómetros al noreste de Kabul, no ha resistido el asedio, toda la nación estaría ya bajo el dominio de los talibanes.