Francisco Nicolás Gómez Iglesias, más conocido como el Pequeño Nicolás, vuelve hoy a sentarse en el banquillo de los acusados.

Siete años después de ese viaje que hizo a Ribadeo, en Lugo, en agosto de 2014 haciéndose pasar presuntamente por un enlace entre el Gobierno y la Casa Real.

Cita a la que acudió escoltado por policías y exigiendo una gratificación por sus servicios.

El juicio arranca hoy y está previsto que finalice el jueves. Se le juzga por los presuntos delitos de usurpación de funciones públicas, falsedad en documento oficial y cohecho pasivo, por los que la Fiscalía pide para él siete años de cárcel.

Junto a él se sentarán en el banquillo el cabo de la Policía Municipal de Madrid y el policía municipal de Torrijos, Toledo, que estuvieron con él. Para cada uno se piden cinco años y medio de prisión.

Será la cuarta vez que se intente celebrar este juicio, tras una suspensión en 2019 por un cambio de letrada del Pequeño Nicolás porque recibió presiones, la segunda por la pandemia y la tercera el pasado enero por contacto directo de covid de uno de los letrados.