La extrema violencia empleada en el asesinato de Katia, de 35 años, a manos de su entonces pareja sentimental, el pasado 23 de mayo en la capital aragonesa, ha estremecido también a la Fiscalía Provincial de Zaragoza que acaba de solicitar una condena de 23 años y 9 meses de prisión para el responsable de esta muerte, Rubén Calvo Ropero. Destaca el ministerio público que no solo la cosió a puñaladas, sino que fracturó varias vértebras lumbares, «las más fuertes y resistentes del cuerpo humano». La acusación popular realizada por el Gobierno de Aragón eleva la solicitud a 26 años.

Ambas partes basan su petición de cárcel, a la que habría que añadir una pena de libertad vigilada durante cinco años y 213.990 euros en concepto de indemnización al hijo de la fallecida y a la madre de esta, en la investigación realizada por el Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón. En ella se destaca que en el 2019, la víctima denunció por malos tratos a quien acabaría siendo su asesino, consiguiendo una orden de alejamiento a menos de 300 metros

Sin embargo, según la fiscala, Rubén Calvo Ropero era plenamente conocedor de que no se podía aproximar ni comunicar con ella, si bien «con absoluto desprecio a las decisiones judiciales, el 22 de mayo llamó por teléfono a Katia para pedirle que acudiera a su domicilio con la excusa de que no se encontraba bien de salud». Ella accedió y acudió al número 31 de la calle Leopoldo Romeo del zaragozano barrio de Las Fuentes. Eran las 21.30 horas. 

Ambos permanecieron en el interior del domicilio hasta las 00.15 horas del 23 de mayo, momento en el que «comenzó una discusión entre ambos motivada por una presunta infidelidad atribuida por el acusado a la víctima», añade la representante del ministerio público.

«Cogió varios cuchillos de cocina, se dirigió hacia su pareja cuando se encontraba en el interior de un pequeño dormitorio situado al fondo del pasillo, y de forma sorpresiva comenzó a asestarle numerosas puñaladas en la zona del tronco y extremidades», afirma la fiscala, quien no duda en afirmar que, «con su múltiple ataque, pretendía aumentar el dolor y sufrimiento de su víctima, pues llegó a clavarle en el cuerpo los cuchillos». De hecho, llegó a partir y a doblar las hojas de los cuchillos empleados.

Sin defensa

Las acusaciones destacan que Katia nada pudo hacer para defenderse del ataque del acusado, pues se hallaba sola en la casa y en el interior de una pequeña habitación sin posibilidad de escape por sus reducidas dimensiones, cuando se vio sorprendida por el ataque mortal del acusado.

Los gritos alertaron a un vecindario que llamó al 091. El acusado, pese a los requerimientos policiales, se negó a abrir la puerta del piso y solo les dijo a través de la puerta: «Hija de puta, esto ha sido por tu culpa». Luego se tiró por la ventana desde un quinto piso, pero no se mató. En la actualidad está en la cárcel.

Rubén Calvo Ropero aseguró ante el juez que estaba enajenado cuando cosió a puñaladas a la víctima y que «no se acuerda de nada». Su abogada defensora, Carmen Sánchez Herrero, argumenta que padece esquizofrenia y que, por tanto, no tenía sus capacidades cognitivas y volitivas plenas.