El Ayuntamiento de Zaragoza va a poner en marcha un nuevo proyecto de captación de viviendas vacías de propietarios particulares para tratar de ampliar el parque de inmuebles de alquiler disponibles a precios asequibles. La iniciativa busca ofrecer garantías tanto a los arrendatarios como a los arrendadores: los que se hagan con uno de estos pisos pagarán un precio que estará «un 20% por debajo del de mercado», mientras que los propietarios tendrán la garantía de que recibirán sus rentas puntualmente mes a mes. Además, si se generan desperfectos en la casa un seguro cubrirá los daños. 

El nombre del proyecto se llama Alza (Alquila Zaragoza, que recuerda al de hace años de Zaragoza Alquila) y no va a sustituir el que puso en marcha durante el anterior mandato el equipo de Gobierno de ZeC: Alegra tu vivienda, que seguirá en marcha. Una de las principales diferencias con este programa es que el actual no busca captar pisos para destinarlos al alquiler social, sino que se persigue hacer más asequible el alquiler, no solo para colectivos vulnerables sino para personas con unos ingresos que no les permiten acceder al mercado, como es el caso de muchos jóvenes. 

«Queremos animar a los propietarios que tengan viviendas vacías a ponerlas en alquiler para ayudar a las familias y personas con más dificultades», explicó la concejala de Infraestructuras, Patricia Cavero. Los arrendadores que se adhieran al plan deberán cumplir una serie de requisitos, que son los siguientes: las casas deben estar en el término municipal de Zaragoza; estar libres de muebles y enseres; deben contar con calefacción; estar previstas de cocina completa; y disponer de certificado de eficiencia energética y boletín de la instalación eléctrica. 

Si cumplen con lo que se exige, los técnicos de Zaragoza Vivienda realizarán una tasación del inmueble para después aplicarle una rebaja del 20% para el alquiler. Todos los pisos que se capten estarán disponibles y visibles en una futura web en la que los interesados podrán buscar un casa en función de su renta. 

Para hacerse a la idea de lo que supone la rebaja que plantea este programa basta con analizar los precios actuales del mercado. En el Casco Histórico, por ejemplo, el alquiler de una vivienda de unos 55 metros cuadrados cuesta de media 517 euros al mes. En Alza costaría más de 100 euros menos: 412. En definitiva, lo que busca este sistema es fomentar la oferta de pisos y regular los costes. 

Los requisitos

Para acceder al programa también hay que cumplir una serie de condiciones, pues los arrendatarios no podrán tener una vivienda en propiedad y sus ingresos mínimos tendrán que encontrarse entre los 14.122 euros y los 42.932 euros (entre 1,25 veces el Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples ponderado e inferiores a 3,8).

Asimismo, la renta que paguen los inquilinos por la vivienda no podrá superar nunca el 30% de sus ingresos, por lo que si se supera ese límite Zaragoza Vivienda habilitará ayudas que cubran el exceso entre ese porcentaje y lo que tiene que pagar por el piso. Y los propietarios que decidan adherirse al proyecto y ofrecer sus viviendas deberán cederlas por un periodo mínimo de cinco años si es una persona física y de siete si se trata de una empresa. A cambio de esto y de rebajar un 20% el precio del alquiler (los gastos de comunidad también correrán a cargo del arrendador), el ayuntamiento se asegurará de que los dueños de los pisos cobren sus rentas de forma puntual.

Las viviendas que se incluyan en el plan contarán con un seguro multirriesgo de hogar y otro de impago de cuyo coste se hará cargo Zaragoza Vivienda. «Lo que más nos pedían era seguridad. Hay muchos propietarios que por ahorrarse problemas o por le miedo a que les destrozaran el piso no alquilaban sus viviendas. Con el plan tendrían la tranquilidad de saber que su casa se les devolverá en perfecto estado y que van a cobrar todos los meses», explicó el gerente de la sociedad municipal, José María Ruiz de Temiño.

Participación de los agentes de la propiedad

El nuevo plan de captación de vivienda del Ayuntamiento de Zaragoza va a contar con la colaboración de los Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (API), que se encargarán de trabajar con su cartera de clientes para tratar de convencerles de las ventajas de sacar más pisos al mercado. «El objetivo es trabajar conjuntamente y ofrecer garantías a los arrendatarios», explica Fernando Baena, el presidente del Colegio de los API en Aragón. 

El proyecto se encuentra todavía en una fase inicial en la que el principal fin es conseguir pisos para crear una cartera lo suficientemente grande como para que la demanda no acabe con la oferta en pocos días. Según los datos disponibles, que expuso ayer el gerente de Zaragoza Vivienda, en la ciudad habría «unos 10.000 pisos vacíos». «Siendo ambiciosos en nuestros objetivos creo que podríamos captar un 10% de ellas», dijo. No obstante, para empezar a lanzar ofertas al mercado bastaría con hacerse con «unos 50 pisos». 

«Hemos mantenido varias reuniones con el ayuntamiento y en breves firmaremos un convenio de colaboración. Por el momento nos vamos a adherir unos 40 API de toda la ciudad», explica Baena. 

«Tenemos que convencer a ciertos propietarios que tienen reticencias a que sus viviendas salgan al mercado. Y nos consta que hay pisos que no salen porque hay que hacer alguna inversión para actualizarlos o por el temor ante posibles impagos», explica Baena. 

«Vamos a asesorar a los propietarios para que vean que les vale la pena bajar el precio a cambio de sustanciales mejoras en cuanto a las garantías», añade además. Por ejercer de captadores los API cobrarán su honorario habitual, equivalente a una mensualidad. 

A cambio de las garantías que ofrece el programa, los propietarios de los inmuebles deberán pagar un 5% de la renta que reciban a Zaragoza Vivienda por los gastos de gestión, aunque se ofrecen también otras ventajas: si las viviendas necesitan una actualización y obras para poder adherirse al plan, la sociedad pública prevé poder adelantar dinero a los arrendatarios a cambio de, por ejemplo, las rentas del primer año en el que la casa esté alquilada. Es decir, durante los primeros meses el arrendador no ingresaría nada, pero a cambio tendría la casa arreglada y comenzaría a cobrar puntualmente una vez amortizada la deuda.