El pleno del Ayuntamiento de Zaragoza ha aprobado por unanimidad renombrar la Gran Vía de Zaragoza, que va desde la plaza Basilio Paraíso hasta el paseo Fernando El Católico, como Gran Vía de Don Santiago Ramón y Cajal para honrar la memoria del científico aragonés más universal, premio Nobel de Medicina en el año 1906.

La propuesta nació ya el año pasado de la sociedad civil y ha sido apoyada por todos los grupos políticos del consistorio. La vicealcaldesa de la ciudad, Sara Fernández, ha anunciado que si recibía el “sí” del pleno, como ha sucedido, su intención es inaugurar el cambio de nombre en el 2022, cuando se cumplirán 170 años del nacimiento de Ramón y Cajal y cien años desde que se jubiló.

La propuesta se hizo pública hace 15 meses y, según fuentes municipales, cuenta con el apoyo de instituciones tan relevantes como la Universidad de Zaragoza, el Gobierno de Aragón, Ibercaja, la Fundación Labordeta, la Fundación Giménez Abad, la Real Academia de San Luis y la de Medicina. En la lista también están ciudadanos célebres como el experto en cine Luis Alegre, el exentrenador del Real Zaragoza Víctor Fernández, el bailarín Miguel Ángel Berna y el científico Alberto Jiménez Schuhmacher. 

Coexistencia entre Gran Vía y calle Ramón y Cajal

Esta iniciativa busca dignificar la figura del científico Santiago Ramón y Cajal que ganó el premio Nobel en reconocimiento a su trabajo sobre la estructura del sistema nervioso. En la actualidad, el científico cuenta ya con una calle en su nombre en Zaragoza, situada entre Conde Aranda y César Augusto. El vial tiene 370 metros de largo y diez de ancho y en ella trabajó y vivió don Santiago. Fue la primera en España que se nombró en honor del investigador aragonés y la intención del consistorio es que coexista con la futura denominación de la Gran Vía. 

Según la normativa urbanística, las calles pueden compartir nombre siempre que tengan denominación diferente y, en este caso, se cumple dado que una es vía y otra es calle. 

Esta misma situación ya se da en otras ciudades de España, como Valencia, donde ya existen la calle Ramón y Cajal y la Gran Vía de Ramón y Cajal. En Zaragoza, asimismo, ya hay nombres que se repiten en el callejero, como Pirineos (la avenida rodea la Expo y la calle está en Torrero); y Soria (la que une la Almozara con Delicias y la calle está en Ruiseñores). 

Según la vicealcaldesa la ciudad tiene «una deuda pendiente» con la figura del único Premio Nobel de Ciencias que ha tenido España. La liberal señaló que es el momento de «devolverle el amor que profesaba por Zaragoza» y para ello recordó las palabras que el ilustre dedicó a la ciudad en el periódico El Noticiero: «Zaragoza es algo mío, muy íntimo, que llevo embebido en mi corazón y en mi espíritu y palpita en mi carácter y en mis actos».