La antigua joyería Aladrén de la calle Alfonso reabrirá sus puertas como cafetería en enero. Esta es la previsión de los dueños para inaugurar el establecimiento completamente restaurado y con novedades. Todo dependerá de cómo marche la profunda reforma que se va a realizar, tanto en su fachada como en su interior, y de que consigan la licencia de obras y después la de actividad con celeridad.

La familia Baselga, propietaria de este local, recuperó el que hasta hace bien poco había sido el Gran Café Zaragoza este lunes, después de que llevara varios años en régimen de alquiler. Su estado actual no tiene nada que ver con los últimos días en los que este bar estuvo abierto al público, hace ya más de un año.

Antes de conocer los desperfectos del interior detectados por el servicio de Inspección Urbanística y Patrimonio del Ayuntamiento de Zaragoza y de la DGA, tenían previsto restaurar la fachada para recuperar su esencia durante el verano e inaugurar la nueva cafetería en septiembre.

Pero ahora, en la antigua tienda ya no hay barra de bar, esa tan característica que había aprovechado la madera del mostrador de la joyería, y, posiblemente, tras la reforma ya no ocupará el mismo lugar.

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El estado de la antigua joyería Aladrén de Zaragoza JAIME GALINDO

El local ahora carece de medidas de accesibilidad. Los baños se encuentran en la planta baja y las escaleras, en forma de caracol, no permiten la instalación de un elevador para sillas de ruedas. En principio, está previsto que se reubiquen donde ahora mismo está la cocina (de la que no queda nada), junto a la sala Luis XVI, que se trasladará al sótano. Se accederá a ellos desde la sala principal, la de la tienda, de manera que será necesario mover de sitio la barra.

La propiedad ya tenía previsto reformar la fachada para recuperar la esencia del primer día, la de 1885. Una obra que rondaba los 150.000 euros de inversión y que ahora se ha multiplicado por dos, ya que el estado ruinoso del establecimiento obliga a restaurar gran parte del interior.

El proyecto definitivo tendrá que contar con el aval de la Comisión de Patrimonio de la DGA, ya que la antigua joyería está inscrita como Bien Catalogado del Patrimonio Cultural Aragonés por el Gobierno de Aragón desde 2002. También el Plan General de Ordenación Urbana de Zaragoza (PGOU) la catalogó hace 15 años como «local comercial A» en el que se incluyen como elementos a conservar la fachada, la marquesina, la decoración interior y las columnas de fundición. Solo entonces podrán empezar con los trabajos.

Los elementos de más valor, como son los techos de madera decorados a base de casetones y artesonados o las columnas de fundición no han sufrido daños y solo será necesaria una buena limpieza.

La sala Luis XVI ha sido la peor parada, aunque no parece que vaya a ser complicado recuperar la elegancia que ha mantenido durante más de cien años.

Los dueños buscan ahora el apoyo de los proveedores para poder restaurar la cafetería y prevén firmar convenios garantizando la venta de sus productos a cambio de su colaboración.