Inesperada y nada gratificante fue la sorpresa que se llevó un vecino de Zaragoza hace pocos días cuando le llegó una carta del ayuntamiento con una multa sin ningún tipo de concepto. El hombre, de nombre Alfonso S., no conocía el porqué de la receta, por lo que decidió preguntar en los servicios municipales qué es lo que estaba pasando.

La multa ascendía hasta los 601 euros y según pudo saber después, la infracción que le pedían rectificar previo pago de esta cuantía se debía a unos hechos ocurridos en 2019. Aquel año, la Policía Local se presentó en el bar en el que trabajaba Alfonso y decidió denunciar al establecimiento, situado en la avenida de Puerta Sancho, porque habían colocado mesas y sillas de su terraza en un terreno propiedad de la comunidad de vecinos. Estos decidieron denunciar después de haber advertido al negocio en varias ocasiones y fue entonces cuando los agentes visitaron el bar.

Alfonso, como no podía ser de otra manera, recogió la multa y firmó como que la había recibido. Pero nada más. Puesto que él no era el dueño del establecimiento, sino un «simple empleado» sin ninguna responsabilidad sobre las decisiones de su jefe, que había sido advertido por os vecinos más de una vez. «Tuve que identificarme y firmé la conformidad de la recepción de la multa. Pero la sorpresa es que me ha llegado a mí y no al dueño del establecimiento, en el que además solo estuve trabajando unos dos meses», relata Alfonso.

Entonces este ciudadano decidió recurrir la multa pero se lo han denegado. Ahora tiene dos meses para acudir al Juzgado de lo Contencioso-Administrativo y tratar de ganar la batalla en los tribunales. Lo hará, cuenta, pero ello le va a suponer unos costes porque ha tenido que recurrir a un abogado.

«No lo entiendo. Es tan fácil como comprobar el CIF de la empresa y ver quién es el responsable de la misma. Pero aún así no me han admitido el recurso. Yo solo era un trabajador y ya me fui de la empresa por unos problemas», cuenta Alfonso, que espera que la situación se reconduzca cuanto antes a sabiendas de que tiene la razón y antes de dejar en evidencia a la Administración. Eso sí, su dinero y sus discusiones le llevará.