Zaragoza afrontará el próximo martes, día 15, una reunión decisiva con los responsables de Salud Pública y la Consejería de Sanidad del Gobierno de Aragón, ya que de ella saldrán las líneas maestras de lo que podrán ser o no las fiestas del Pilar de 2021. Un encuentro al que el ayuntamiento acude, según aseguró la vicealcaldesa y responsable de Cultura, Sara Fernández, con «una propuesta muy parecida a lo que sería una edición habitual» de este evento, que toda la ciudad aspira a que sea un «gran revulsivo» y se permita celebrar «con la mayor normalidad posible». «No se descarta nada», afirmó la concejala de Ciudadanos, que ayer recogía impresiones de las más de cien entidades que conforman el grupo de trabajo de las fiestas en su primera reunión presencial en el salón de plenos.

En este encuentro participaron los grupos municipales y entidades de la ciudad como los representantes de los peñistas, del sector hostelero y del ocio, del tejido social, de las casas regionales o de colectivos de diferente índole pertenecientes a los distritos. Y lo que se puede extraer, como primera gran conclusión, es que «Zaragoza quiere fiestas del Pilar y con la mayor normalidad posible». La que deje el covid, aunque todos remarcaron el clima de «optimismo» que deja «el avance de la vacunación» y que si se ha podido celebrar el ZGZ Florece en el Parque Grande con más de 175.000 personas el pasado fin de semana, no debería encontrarse con demasiadas cortapisas el ayuntamiento el próximo martes de cara a planificar las fiestas en los días habituales de octubre. 

¿Sin macroconciertos?

Otra de las conclusiones generales es que «hay que rescatar la Ofrenda sí o sí, como sea», aunque aguardan a ver qué límites propone Sanidad para este acto central que suele mover a más de 100.000 oferentes en la plaza del Pilar. Igual Zaragoza tardará mucho tiempo en repetir esa cifra.

Y otra impresión generalizada sería que el covid deja la «descentralización de los actos en todos los distritos» como la gran solución a las grandes aglomeraciones de gente, en detrimento de actos como los macroconciertos en la plaza del Pilar, que ya pocos confían en que se autoricen. O de propuestas como el Espacio Zity o las food trucks en San Pablo que aún no se sabe si se permitirá finalmente o, como el año pasado, acabarán prorrogando su concesión un año más porque con menos aforo igual no les resulta rentable. No obstante, se apela a que como mínimo se conceda permiso para repetir los mismos escenarios de la programación cultural prevista para este verano. Y todos los que se pueda de ediciones anteriores.

Desde la oposición, el concejal socialista Antonio Barrachina destacó la petición unánime al equipo de Gobierno PP-Cs desde los grupos de la izquierda de que se apueste por «un formato de vuelta a la normalidad» en unas fiestas del Pilar que este año llegarán, «salvo catástrofe, con toda la población ya vacunada o con una primera dosis», según los planes de Salud Pública. Que apueste por vivir una celebración «en condiciones» este año que «devuelva las jotas a la plaza del Pilar, tenga actividades para los más jóvenes en la Multiusos o el Túnel de Oliver», también para mayores. 

Unos pilares que no se olviden de nadie y que, además, refuerce su lucha contra la violencia machista con puntos violeta en establecimientos de la ciudad, como también remarcaron desde Zaragoza en Común y Podemos Luisa Broto y Amparo Bella, respectivamente. 

La edila de ZeC, por su parte, resaltó el «revulsivo» que todas las entidades confían que se dé con estas fiestas al tiempo que apeló al «punto de inflexión» que debe significar la pandemia, tras la que «la descentralización en los distritos se presenta como solución frente a las grandes concentraciones de gente». La concejala de Podemos apeló a un «modelo descentralizado, colaborativo y que apueste por el talento local» frente a los macroeventos habituales. Y que sea «el festival de festivales de Zaragoza». Todo ello, con permiso de Salud Pública.