El ocio nocturno empieza a sonreír. La apertura hasta las 3 de la madrugada de los bares de copas, salas y discotecas de Aragón ha elevado su facturación entre un 60% y un 70% respecto al pasado fin de semana, cuando tuvieron que echar la persiana a las 12 de la noche. Los datos evidencian que la respuesta ha sido positiva y que ir de copas se percibe como una alternativa de ocio segura. Sin embargo, los hosteleros insisten en la importancia de respetar las medidas de seguridad después de haber tenido que llamar la atención a más de un cliente.

Desde la Asociación Provincial de Empresarios de Salas de Fiesta y Discotecas de Zaragoza y Provincia admiten que se están encontrando con más situaciones indeseadas de las esperadas. Según explicaron, algunos locales han decidido contratar un servicio de seguridad después de haber tenido algún que otro encontronazo. A partir de una determinada hora y con alguna copa de más, los grupos que deben permanecer en sus meses se animan y se levantan a bailar y, en la mayoría de los casos, sin mascarilla, según explicaron. Ha habido algún bar que ha tenido incluso que quitar la música para reconducir la situación, lamentaron desde la entidad. 

 «Nosotros somos los primeros interesados en que nuestros clientes cumplan todas las medidas pero no podemos actuar como policías», señalan. Por ello, han decidido reforzar la seguridad. «Es muy importante que la gente se mentalice de que ahora no se puede poner a bailar y mucho menos quitarse la mascarilla. Que esto funcione es responsabilidad de todo», reiteran.

A pesar de estas situaciones, que son aisladas, desde la Asociación Provincial de Empresarios de Salas de Fiesta y Discotecas de Zaragoza y Provincia hacen un balance positivo. Además de las ganas de fiesta, que el resto de la hostelería tenga que cerrar a las 12 de la noche les beneficia, ya que son la única alternativa de ocio hasta las 3 de la mañana. 

El ocio nocturno ha sido uno de los sectores más perjudicados por la crisis sanitaria. Ha estado 400 días cerrado y ahora (desde el 3 de junio) empieza a recuperar su actividad aunque de forma lenta y progresiva. 

Han adecuado sus locales para poder cumplir con las restricciones, como los aforos, del 50%, que disposición de las mesas acaba siendo del 35%. Aun así, se muestran satisfechos de poder, al menos, volver a trabajar tras un año en el que sector calcula que se han alcanzado los 120 millones de pérdidas y una caída de la facturación de 787 millones. Además de que alrededor de 200 locales han cerrado.