Entre la satisfacción por «poder trabajar» y la tristeza por los que se han quedado en el camino y por lo mal que lo han pasado durante los últimos 15 meses. Las cifras son demoledoras: un 25% de los locales de ocio nocturno, que desde la medianoche del jueves pueden abrir hasta las 3 de la madrugada, no van a hacerlo de momento; quizá la semana que viene solo sea el 10% quien mantenga la persiana bajada. Las pérdidas en el sector pueden rondar los 40 ó 50 millones de euros; y en el empleo... de 2.400 trabajadores que vivían de él antes de la pandemia, «ahora no quedan ni 400», aunque con la flexibilidad de restricciones, quizá se recupere la mitad.

Quien habla es Miguel Ángel Campuzano, portavoz del ocio nocturno en Aragón, que explica que el sector está «arruinado». Asegura que ha recibido llamadas de locales a los que «han cortado la luz, que no han renovado los extintores, gente que ha devuelto las llaves, que está buscando quien compre los locales... una situación límite después de 400 días cerrados o con limitaciones de horarios». Y recuerda que el horario de las discotecas es hasta las 6.30 y los pub hasta las 3, pero ahora «iguales»; que las ayudas «no llegan» y que poner en marcha una discoteca «no es fácil». De hecho, la suya, Chocolat, no abre todavía, porque «hay que limpiar, programar la música, sacar a personas del erte...»

Varios jóvenes disfrutando de una noche de ocio, con sus mascarillas, en el bar Campus. JAIME GALINDO

Pese a todo se muestra «contento» por poder estar hasta la madrugada; e incluso optimista porque «pensamos que en un mes o mes y medio se recuperará el horario, habrá mayor aforo, se podrán usar las barras y la pista de baile», que en otras comunidades ya se pueden utilizar y «por eso la gente no se cae muerta por el coronavirus».

La madrugada del viernes mantuvieron levantada la persiana hasta el límite la sala Da Luxe, el Canterbury o el Rock and Blues, y los tres reconocen que, sin una gran facturación, pero fue bien. Fue un «reencuentro emocionante», según reconoce Ángel Valios, de la discoteca Da Luxe, quien asegura que son «afortunados» porque al estar en la plaza del Pilar han podido tener 28 meses en la terraza. Primero abrieron hasta las seis, luego hasta las 8 y ahora hasta las 3. Ha dejado muchas cosas por el camino. En 2020 perdieron un 64% de facturación respecto al 2019; y en cuanto a personal, el último día antes de cerrar por la pandemia había 22 trabajadores. Este fin de semana, estarán doce. Es «un inicio» porque señala que en su caso, «el aforo se reduce», no pueden llegar al 50% ya que al estar sentados, solo están al 35%.

Pablo Cano, del Rock and Blues eran 14 empleados y en este tiempo han estado 8. Ahora van a aprovechar para dar vacaciones pero ya la semana que viene «estaremos al 100%. Cano se muestra satisfecho porque pronto habrá que «buscar contrataciones». La noche del viernes iba la «gente un poco perdida porque no sabían hasta qué hora abríamos nosotros».

Miguel Ángel Salinas, dueño del grupo Canterbury y vicepresidente de la Asociación Provincial de Discotecas también se mostró satisfecho tras la primera noche. «Es lo que pedíamos», afirmó, para señalar después que por la tarde «no se facturó nada» pero a partir de medianoche, «los locales se llenaron».

Y se muestra más optimista con el futuro, ya que con la incidencia a menos de 50 casos, cree que se «aumentará aforo y horario», porque, como Cano, lo considera «engañoso» porque hay que mantener dos metros entre las mesas», así que «no se aumentan los clientes». Por eso pide el consumo en barra, con metro y medio de distancia y «bailar», aunque cree que eso no será hasta septiembre. Salinas ha rescatado hasta el momento del erte, a 8 de sus 23 trabajadores. El Canterbury ha abierto, no así la discoteca Hide, porque hasta ahora solo eran «previsiones» y un establecimiento de este tipo «no se abre de un día para otro» porque en muchos casos se ha reducido la luz, la telefonía y «tanto tiempo cerrado los locales están oxidados».