La antigua joyería Aladrén de la zaragozana calle Alfonso no solo reabrirá en enero como cafetería, otro nombre y con una fachada restaurada y con la elegancia de 1885, cuando abrió por primera vez sus puertas. Sus propietarios ampliarán el negocio y acondicionarán el local contiguo de la calle Contamina, donde quieren vender productos 'gourmet' y de la tierra, los mismos que se ofrecerán en la carta de comidas y cenas. Aún hay más, porque quieren ampliar su terraza revitalizando un solar abandonado.

La familia Baselga quiere ampliar su negocio, ofrecer alternativas, revitalizar la zona y convertir la esquina de Alfonso con Contamina en un lugar de encuentro. Y lo primero que hará será reformar la antigua joyería, víctima del paso del tiempo, la falta de mantenimiento y las actuaciones del último inquilino, que utilizó como almacén la sala Luis XVI.

El arquitecto que se ha encargado de dirigir el proyecto de reforma, Alejandro Lezcano, del Estudio Cronotopos, explica que habrá dos barras de bar, que se inspirarán en el antiguo mostrador de madera de la joyería. Una de ellas se situará a la izquierda de la sala principal y la otra a la derecha. De esta manera se creará un pasillo central desde la entrada principal al bar hasta la sala Luis XVI. Para ello, se ganará espacio entre salón y el antiguo despacho y se hará a costa de la escalera, que será reubicará, para situar en este rincón la segunda barra de bar.

La sala Luis XVI será restaurada y para evitar que vuelva a ser víctima de los roces de las sillas y mesas se propone que estás sean fijas al suelo. En la sala principal, la que era la antigua tienda, se volverán a lucir tapices de 1885 que van a ser restaurados y se resaltarán los techos de madera a base de casetones y artesonados.

Recreación de la fachada de y los veladores, con separaciones ajardinadas, de la antigua joyería Aladrén. ESTUDIO CRONOTOPOS

La escalera, que ahora no es accesible, se trasladará a un acceso que no se utiliza, ubicado en la calle Contamina. Además de que se ganará espacio en la primera planta, permitirá separar la zona de cafetería y copas con la de restauración y eventos.

El sótano hasta ahora ha estado inutilizado, pese a sus dimensiones y a esconder una antigua bodega. El proyecto de Cronotopos prevé sacarle el mayor provecho posible y creará una amplía zona de restauración, con posibilidad de reservas para grupos amplios y celebraciones.

La puerta de entrada al bar, la fachada, recuperará su esencia, su elegancia, esa de la que presumían sus propietarios cuando inauguraron la joyería en 1885. Se fusionará con los veladores que se quieren montar, no solo en entorno del bar, sino que sus propietarios piensan a lo grande.

Otra de las ideas que están estudiando pasa por ampliar la experiencia del consumidor. La familia Baselga ha comprado el local contiguo a la antigua joyería para ampliar su negocio. Este establecimiento venderá productos de la tierra, de denominación de origen, artesanales. La idea es realizar degustaciones en el bar y tener la oportunidad de comprar el género. También se quiere explotar la historia de este emblemático lugar y para ello, Cronotopos propone que en cada mesa haya un código QR con información sobre acontecimientos históricos sucedidos en Zaragoza y la joyería.

Los trabajos de reforma podrían comenzar en septiembre. Al menos esta es la intención de los propietarios para poder inaugurar la nueva cafetería y las tiendas en enero. Todo dependerá de las licencias y de que no haya imprevistos.

Al tratarse de un Bien Catalogado del Patrimonio Cultural Aragonés por el Gobierno de Aragón, el proyecto de reforma necesita el visto bueno de la Comisión de Patrimonio de la DGA. Solo entonces, la propiedad podrá solicitar al consistorio zaragozano la licencia de obras y, posteriormente, la de actividad.