Habrá que esperar varios meses para ver la céntrica calle San Miguel de Zaragoza sin coches y sin adoquines. El ayuntamiento ya tiene perfilado el proyecto de peatonalización desde la plaza que le da nombre hasta el paseo Independencia, que seguirá la estela de Don Jaime I: cota cero y acceso restringido de los vehículos, aunque en este caso se va a hacer una renovación integral. Las obras se financiarán a través de la sociedad Ecociudad, que cuenta con un presupuesto de 740.000 euros para actuar en una superficie de 2.640 metros cuadrados, entre las calles Jerónimo Blancas y Comandante Repollés, 275 metros en los que se renovará todo el mobiliario, sus luminarias, las tuberías e incluso la red de gas.

La concejala de Infraestructuras, Patricia Cavero, mantuvo ayer su primer encuentro con los representantes vecinales y comerciantes del barrio para negociar el proyecto, que se enmarca en la operación calles. Esta reforma, además de necesaria y demandada por el lamentable estado en el que se encuentra, tiene una peculiaridad, y es que está condicionada al ubicarse en el Centro Histórico, un entorno catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC).

Aunque quedan flecos por resolver y consensuar, si algo está claro es que se va a crear una plataforma única (cota cero), eliminando los bordillos y las barreras arquitectónicas, para que los peatones disfruten de los 7,5 metros que separan las fachadas, como sucede en el tramo más próximo al paseo Independencia. De esta manera, toda la calle, hasta la plaza San Miguel, será del peatón, algo que ahora no sucede, más bien todo lo contrario porque las aceras son muy estrechas.

Solo se permitirá la circulación de coches entre las calles Sancho y Gil y Hermanos Ibarra y el acceso a los garajes de los residentes que se encuentran entre Santa Catalina y Sancho Gil, siendo la prioridad siempre de los peatones. Para obligar a los conductores a reducir la velocidad antes de alcanzar San Miguel, se elevará la calzada de las calles perpendiculares en el tramo previo al cruce, también a cota cero.

Estado actual de la calzada de la calle San Miguel. ANDREEA VORNICU

Los técnicos todavía no han decidido el tipo de pavimento que se utilizará, que en ningún caso será el adoquinado actual, muy deteriorado, con numerosos elementos sueltos y parcheado hasta el exceso. Sí que se diferenciará el tramo 100% peatonal con el carril para vehículos que se reserva para residentes. Como sucede en Don Jaime I.

El proyecto podría estar terminado a finales de julio, de manera que saldría a licitación en el último trimestre del año. Si se cumplen los plazos, las obras comenzarían en marzo y se harán por fases para minimizar las afecciones que puedan ocasionar en los comerciantes.

Uno de los temas que está por decidir es la reorganización del tráfico de las calles adyacentes, para no perjudicar a los vehículos de carga y descarga de los bares y tiendas de San Miguel.

Afecciones al tráfico

En principio, desde Movilidad plantean invertir el sentido de Santa Catalina para que esta vía sea de salida hacia el Coso, en lugar de servir como entrada. Sucedería lo mismo con Hermanos Ibarra, aunque desde Infraestructuras señalaron que esta propuesta tiene que ser consensuada. La idea es reducir al máximo el tráfico, restringirlo para residentes y casos excepcionales, como la carga y descarga. Nada más.

Desde la concejalía que dirige Patricia Cavero admitieron que no se plantarán árboles en el trazado afectado por la reforma porque hay que adaptar la calle a la normativa de Bomberos, que establece una anchura determinada para el acceso de los vehículos y alturas despejadas para las maniobras de los servicios de emergencia.

No renuncian a crear espacios verdes y se están estudiando distintas alternativas para evitar que San Miguel se convierta en una calle de cemento. El arbolado que existe en los cruces con Santa Catalina se mantendrá intacto.

El ayuntamiento, a través de la sociedad municipal Ecociudad, aprovechará la reforma para mejorar la accesibilidad, el paisaje urbano, para renovar el alumbrado led, soterrar el cableado y eliminar de las fachadas la farolas, que se integrarán en la misma vía, a 2 metros de las fachadas, mejorando la iluminación. También se prevé una renovación completa de la red de saneamiento, abastecimiento de agua y de gas.