La Policía Local de Zaragoza pone cada día 21 multas por aparcar en las aceras. La ordenanza municipal solo permite a motos, patinetes y bicis utilizarlas para estacionar siempre que no existan espacios habilitados. Por ahora. Porque el equipo de Gobierno de PP-Cs está revisando el texto y, una vez que se apruebe la nueva ordenanza de Movilidad se prohibirá utilizar las aceras para aparcar, independientemente del tipo vehículo.

Es lo que sucede desde febrero del año pasado en el entorno de la plaza de los Sitios. Antes de extender la prohibición a toda la ciudad, el ayuntamiento quiso comprobar el grado de aceptación y cumplimiento de esta medida. Según los datos facilitados por la Policía Local, en un año (y de pandemia) se formalizaron una treintena de sanciones a usuarios de bicis y patinetes compartidos por dejar sus vehículos en las aceras y no en los espacios habilitados en la zona afectada, delimitada por las calles Coso, paseo Independencia, plaza San Miguel, paseo la Mina y Constitución.

Desde el cuerpo policial insisten en que muchos usuarios de VMP (vehículos de movilidad personal) creen que por utilizar patinetes o bicis compartidos no pueden ser sancionados, pero se equivocan. La empresa, cuando recibe en primera instancia la multa, puede averiguar qué usuario fue el que dejó mal aparcada la unidad y remitirle el recibo ya que la responsabilidad del estacionamiento incorrecto es del usuario.

En lo que va de año los agentes ya han interpuesto ya 2.636 sanciones (hasta abril) por utilizar las aceras de la ciudad como plaza de aparcamiento, aunque sea de forma puntual. Una cifra que, de mantenerse la tendencia, alcanzará el número total de sanciones del año pasado, 6.025, es decir, que los agentes firmaron 16 multas diarias a coches, motos, bicis o patinetes por estacionar en espacios reservados para los peatones.

Son solo 3.000 menos que las registradas en el 2019, cuando se firmaron 9.065 recibos. La diferencia entre un ejercicio y otro es importante porque en el 2020, año de pandemia, el tráfico se redujo a mínimos históricos durante los meses de confinamiento.

Aunque de esa sensación, las motos, bicis y patinetes no tienen vía libre para aparcar donde quieran. La ordenanza, ahora en revisión, indica que solo pueda hacerse en las «aceras, paseos o andenes de más de tres metros de anchura, en forma paralela a la acera y a una distancia de cincuenta centímetros del extremo lateral de ésta más próxima a la calzada» y especifica que «la distancia longitudinal mínima entre dos vehículos de este tipo, estacionados en la forma que se cita, será de dos metros».

Estos vehículos son una barrera arquitectónica para las personas con discapacidad visual, que utilizan las fachadas de los edificios como referencia para poder desplazarse con seguridad. También son un estorbo para los peatones, que tienen que compartir las aceras y bordearlas.

Con la idea de devolver los calles a los zaragozanos, el consistorio inició el proyecto piloto y prohibió su estacionamiento en la plaza de los Sitios y alrededores. Una prueba que extenderá a lo largo de este año al resto de la ciudad.

Pero antes está dotando a las calles de espacios para aparcar. Se han elegido estos cruces para facilitar la visibilidad de las intersecciones y reducir, así los riesgos de atropello. De las 5.120 plazas existentes para las motocicletas se pasarán a las 10.200, mientras que de las 7.200 que hay en la actualidad para bicis y patinetes se llegará hasta las 14.000.

El ‘boom’ de las bicis y los patinetes obliga a poner orden

Las bicis y patinetes eléctricos y compartidos circulando por la capital aragonesa son una imagen habitual. Verlos aparcados en cualquier lugar, también. El ayuntamiento zaragozano quiere acabar con esta práctica, ya que no es raro ver una unidad abandonada en mitad de un paseo, en el centro, donde más molesta. Las empresas ya incluyen en sus aplicaciones recomendaciones sobre dónde deben estacionarse e incluso premian a los usuarios que lo hacen de forma correcta. Poner orden en las aceras es esencial para evitar que se creen más barreras arquitectónicas.