La avenida Cataluña de Zaragoza se ha convertido en una de las principales cicatrices de la capital aragonesa. Lleva años a la espera de que se desarrolle urbanísticamente para conseguir su propósito: ser una avenida en condiciones, como otra cualquiera, con aceras anchas por las que pasear repletas de comercios, parques infantiles, carriles bici y zonas verdes. Solo así se logrará acabar con esa sensación de carretera, de periferia, de antiguo polígono industrial que transmite este vial interurbano que el Ministerio de Fomento no cedió hasta 2019. Un objetivo que no solo depende de que el ayuntamiento lleve a cabo la prometida reforma de este vial, porque para que lo haga es necesario que se empiece a construir.

Este es el análisis que hace Pablo de la Cal, profesor de Urbanismo y Ordenación del Territorio de la Escuela de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad de Zaragoza, que asegura que está lejos de sufrir un desarrollo como el que se está experimentando en la zona de la Azucarera o la que va a iniciarse en Arcosur. Y hasta que suceda, matiza De la Cal, no será una prioridad del Gobierno de la ciudad.

Para los promotores es una mina a explotar, con suelos urbanizables pendientes de ser reordenados en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). Ya hay varios proyectos pendientes de conseguir los permisos y, posiblemente, las máquinas empiecen a verse en el primer tramo de la avenida el próximo otoño.

Realidad 8 En la zona más próxima a la Z-30 hay solares okupados. | JAIME GALINDO

El presidente de la patronal de la construcción de Aragón, Juan Carlos Bandrés, asegura que se trata de una zona interesante para construir, «con mucho potencial y futuro». Solo hace falta que arranquen las construcciones. La primera urbanización que se hará en frente del convento de las Carmelitas Descalzas de San José creará un centenar de viviendas, que podrían rozar las 400 a corto-medio plazo.

Según explica Bandrés, uno de los problemas a los que se enfrentan las constructoras es burocrático, administrativo. Este tramo de la avenida Cogullada albergó en su día a múltiples empresas en unos años en los que la normativa no estaba pensada para cuidar el medio ambiente.

Ahora, las constructoras deben hacer frente a la descontaminación de estos suelos y es en esta primera fase, en la redacción de los proyectos de descontaminación y su ejecución, en la que se encuentran con más trabas administrativas, explica. «Es una zona en la que hay clientes para vivir. Gente que trabaja en los polígonos próximos y que todavía no es consciente de la transformación que sufrirá esta avenida», asegura Bandrés, que explica que los propietarios de los suelos son conscientes de que hay mercado porque está rodeada de empresas y porque está cerca del centro de la capital. «Estos trabajadores se irían a vivir a esta avenida si encontraran una oferta comercial paralela», añade.

Para ello, lo primero que hay que hacer es acabar con esa sensación de carretera que acompaña a este último tramo, desde la rotonda de la Z-30 hasta el puente de Santa Isabel y solo se conseguirá urbanizando y mejorando sus accesos.

Futuro 8 Hay varios proyectos pendientes de conseguir los permisos. | JAIME GALINDO

Desde el ayuntamiento afirman que antes de final estará redactado el proyecto de reforma de uno de los tramos de esta avenida, aunque los constructores aseguran que serán los que costeen estos trabajos, los que se encarguen de urbanizar la zona. Lo cierto es que para el consistorio no es una prioridad, no para PP-Cs ni para los Gobiernos anteriores y prueba de ello es lo poco que se ha avanzado. Su reforma exige una inversión muy importante que se hará cuando los suelos empiecen a tomar forma.

Según De la Cal, los barrios con más éxito son los que atraen nuevas construcciones. Por eso se va a dar un impulso a la zona de Arcosur más próxima a Rosales del Canal. O por eso está sufriendo semejante transformación la Azucarera o el paseo Longares.

A diferencia de lo que está sucediendo en otras urbes similares a Zaragoza, en la capital hay varias cicatrices urbanísticas como la de la avenida Cataluña. Ha sucedido durante muchos años con la prolongación de Tenor Fleta, ahora en obras, y ocurre con el eje de salida de la carretera de Castellón, en el tramo entre Veterinaria y el cuarto cinturón. «Lo que están haciendo otras ciudades es invertir, crear zonas verdes y arboladas en sus accesos y embellecer las entradas, el problema que tiene la avenida Cataluña es que aún no se ha desarrollado», señala De la Cal.