En Zaragoza hay alrededor de 12.600 palomas revoloteando entre los árboles, balcones, ventanas y cualquier rincón que les permita anidar. La población ha aumentado en los últimos años de forma considerable y el ayuntamiento ha decidido ponerles coto, por lo que va a intensificar las capturas . «No se trata de una cuestión caprichosa, si no de un asunto de salud», ha resumido la concejala de Servicios Públicos, Natalia Chueca, que acaba de adjudicar tres contratos para luchar contra las plagas, también las de cucarachas, ratas y chinches. Este nuevo plan, en el que se van a invertir 992.674 euros frente a los 70.000 que se venían destinando en los últimos años, será correctivo y pretende evitar su presencia con tratamientos anticipados.

La población de palomas bravías ha experimentando un importante crecimiento en los últimos años como consecuencia, en gran parte, de la suspensión del programa de captura controlada en la anterior legislatura. Zaragoza en Común (ZeC) dio la orden de acabar con estas prácticas de eliminación de animales y solicitó que se buscasen otras alternativas, como la de alimentarlas con pienso hormonado para evitar su reproducción. Este proceso no funcionó y en tan solo dos años el censo creció en más de 1.300 ejemplares.

 Las torcaces

Algo parecido ha sucedido con las palomas torcaces, las más molestas por sus deposiciones y la suciedad que generan. Ahora hay alrededor de 3.000 nidos que se asientan en falsas acacias y pinos piñoneros y carrascos. Se trata de aves migratorias y suelen pasar la primavera en la capital aragonesa, por lo que es complicado definir su población. Para tratar de reducir el número se realizan podas selectivas en zonas arboladas en las que anidan y así se evita que se posen.

El equipo de Gobierno de PP-Cs recuperó la captura para poder controlar su población y se han apresado ya 4.500 que se encontraban principalmente en los alrededores de la Expo, el Museo del Fuego, Garrapinillos, Torrero, el Seminario y los barrios rurales.

Los 12.600 ejemplares censados corresponden únicamente al núcleo urbano, ya que es prácticamente imposible controlar las que habitan en los barrios rurales dado que las aves los utilizan para anidar, pero se alimentan en el campo. Las que se encuentran en el casco urbano lo hacen en las mismas calles, muchas veces del alimento que erróneamente les proporcionan los vecinos, una práctica prohibida y sancionada.

La concejala explica que el aumento de la población se ha traducido en un incremento de las quejas ciudadanas. En los ocho primeros meses del año, el Instituto de Salud Pública ha atendido 198 denuncias, frente a las 153 de 2020.

No son las únicas y las ratas, las cucarachas o los chinches se han convertido en otro quebradero de cabeza. «Las plagas urbanas son un problema de salud pública», ha insistido Chueca, que aseguró que la ciudad necesita programas que trabajen en la prevención ya que la presencia de roedores o insectos es continuada en el tiempo, aunque se intensifica en los meses de más calor.

Por ello, el consistorio ha «quintuplicado» su presupuesto para «trabajar de forma constante en la erradicación de las plagas urbanas, reducir su población y evitar así la transmisión de enfermedades que van asociadas a estos animales», explicó Chueca.

Otras plagas

Salud Pública ha tramitado este año 325 solicitudes de desinsectación, que han supuesto 342 tratamientos. Otras 356 de desratización, que han generado 1.157 actuaciones. Y otros 56 tratamientos contra plagas de chinches. En este último caso, la concejala explicó que se han registrado principalmente en viviendas sociales, «un problema importante que afecta a los colectivos más vulnerables».

Mientras se diseñaba el plan de control de plagas y se realizó todo el proceso administrativo, el consistorio he estado realizando actuaciones para tratar de controlar y erradicar su presencia. Sobre todo para minimizar la presencia de la mosca negra o el mosquito tigre. Desde el pasado 9 de mayo se están realizando prospecciones en los ríos Gállego y Ebro, una de ellas con un dron. 

El consistorio refuerza el control y monotorizará el alcantarillado

El Ayuntamiento de Zaragoza ha adjudicado los tres lotes en los que ha dividido el contrato de control de plagas en la ciudad y que permitirán al Instituto de Salud Pública «multiplicar su eficacia».

«Este nuevo contrato nos va a permitir trabajar de forma continua en la erradicación de las plagas urbanas, reducir su población y evitar así la transmisión de enfermedades que van asociadas a estos animales», explicó la concejala de Servicios Públicos, Natalia Chueca, que informó de que la empresa Biontex asumirá la gestión de dos de los tres lotes.

En concreto, del control de la población de palomas, contrato que asciende a los 113.840 euros, y del de roedores e insectos en espacios y edificios públicos. En este caso, con un presupuesto que asciende a 772.726 euros, la empresa realizará un diagnóstico previo de la situación y un plan integral de actuación.

El tercer contrato, centrado en el tratamiento de los chinches en las viviendas sociales y con un montante de 106.401 euros, lo ha ganado la empresa Anticimex 3D.

En total, el consistorio destinará 992.674 euros durante los próximos tres años que podrían alcanzar los 1,9 millones si se prorrogan otros dos.

La concejala explicó que este proyecto es «correctivo» y «preventivo», es decir, que lo que se pretende es reducir su población y prever su presencia con tratamientos anticipados para evitar, así, actuar solo cuando se reciben las quejas. 

Para ello, el contrato incluye la monitorización y el tratamiento de los registros del alcantarillado frente a los roedores e insectos que se diseñará a partir de un diagnóstico de la situación actual.

Chueca recordó que poner comida en la calle a las palomas o patos está prohibido por la ordenanza municipal y que las sanciones oscilan entre los 50 y 250 euros. La concejala hizo un llamamiento a la «responsabilidad ciudadana» para acabar con estas prácticas.