La agresión sexual que una joven con discapacidad sufrió en julio del pasado año en Zaragoza sacó a la calle a decenas de ciudadanos que pidieron Justicia. No fueron los únicos que reaccionaron, ya que la corporación municipal, con el alcalde a la cabeza, también se concentró en las puertas del consistorio en repulsa de la brutal violación que sufrió la chica, que llegó a pedir auxilio a los clientes de un kiosko del parque Castillo Palomar porque se estaba desangrando. Ahora el supuesto autor, William Oswaldo V. L., se enfrenta a una pena de 14 años de prisión por un delito de agresión sexual con el subtipo agravado por discapacidad que insta la Fiscalía Provincial de Zaragoza. 

Junto a la solicitud de cárcel también pide una condena de libertad vigilada con la obligación de participar en programas formativos en educación sexual por 8 años. El ministerio público añade una medida de alejamiento con prohibición de aproximación a menos de 200 metros de la víctima, de su lugar de trabajo, de su domicilio y de su centro de estudios. Tampoco quiere que se acerque a ella por tiempo de 15 años. 

Víctima y agresor se conocían, tal y como recalca la acusación pública, siendo este hombre quien «guiado por un ánimo lascivo y consciente de la vulnerabilidad de la joven, le pidió que le acompañara al hostal Laborra, en la calle Duquesa Villahermosa, en el barrio Delicias». Llegaron alrededor de las 21.00 horas. 

Una vez en la habitación, según relata la Fiscalía, el hombre de 45 años se desnudó y conminó a la joven de 22 a hacer lo mismo. Ella no quiso y, entonces, la empujó contra la cama y la violó con «virulencia e intensidad» hasta el punto que le provocó ocho lesiones distintas en zona genital y extragenital. Además de la necesidad de precisar un tratamiento quirúrgico urgente, en la actualidad le han quedado secuelas consistente en una serie de trastornos que se suman a la discapacidad del 48% que tiene valorada. 

La agresión sexual finalizó a las diez menos cuarto en el hostal, momento en el que el hombre, según la Policía Nacional, acompañó a la víctima al autobús de la línea 22, en el que ella viajó hasta el final de la línea, en La Bombarda. El atestado policial señala que un testigo afirmó que vio a la víctima ensangrentada en la avenida de Navarra, a la altura del Instituto Miguel Hernández. Fue después, cuando la joven acudió a las inmediaciones de la cafetería del castillo Palomar.

William Oswaldo V. L. fue detenido casi una semana después tras una intensa investigación por parte de la Unidad de Familia y Mujer (UFAM) de la Policía. Desde ese momento está en la cárcel de Zuera.