El Nuncio Apostólico en España, Bernardito Auza, impondrá a Carlos Escribano el palio arzobispal, que ya recibió de manos del papa Francisco en el Vaticano en junio de este año. Será este domingo, a las 18.00 horas, en la catedral basílica de El Pilar. En la celebración participarán los obispos de la provincia eclesiástica de Zaragoza (Barbastro-Monzón, Huesca, Tarazona y Teruel y Albarracín).

 ¿Qué significado tiene esta celebración y este signo?

Descripción. El palio arzobispal es una banda de lana blanca en forma de collar, adornada con seis cruces de seda negra. La confección de los palios está confiada a las monjas benedictinas del monasterio de Santa Cecilia en Roma. Lo hacen con lana de los corderos blancos que se bendicen todos los años, el 21 de enero en la iglesia de Santa Inés. Los palios se guardan sobre la urna donde están colocadas las reliquias del cuerpo del apóstol San Pedro, hasta el día 29 de junio, solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, en que el Papa los bendice y los entrega a los nuevos arzobispos.

Significado. Es la insignia exclusiva de los arzobispos residenciales o metropolitanos. Es símbolo de la unidad y signo de comunión de la sede metropolitana, en este caso la de Zaragoza, con la sede de Pedro, en Roma. Al mismo, tiempo expresa la comunión de los obispos de la provincia eclesiástica con la Iglesia universal presidida por el sucesor de Pedro, el papa Francisco.

Espiritualidad. El palio es vínculo de caridad y estímulo de fortaleza para el día de la llegada y de la revelación del Dios omnipotente y príncipe de los pastores, Jesucristo, para que el obispo y pastor consiga con las ovejas que le han sido confiadas la vestidura blanca de la gloria y de la inmortalidad.

Felicitación. Carlos Escribano, además de recibir el palio, celebrará el domingo 26 de septiembre el undécimo aniversario de su ordenación episcopal. Desde estas páginas, le expresamos la felicitación y la oración de todos nuestros lectores. Ad multos annos!

¿De dónde viene la lana del palio?

Los sagrados palios son confeccionados con la lana de dos corderos blancos que eran criados tradicionalmente por las religiosas del convento de San Lorenzo en Panisperna.

Los palios se bendicen en la vigilia de San Pedro por el Papa o por un cardenal delegado en la basílica de San Pedro, y se otorgan única y exclusivamente por el Papa.

En un primer momento, el palio fue un ornamento exclusivo del Sumo Pontífice pero, a partir del siglo VI, el Papa lo concedió también a aquellos obispos que hubieran recibido una especial jurisdicción de la Sede Apostólica.

El arzobispo sostiene el palio.