C. G. T. se ha sentado esta mañana en la Audiencia de Zaragoza acusado de abusar sexualmente y de realizar una penetración vaginal en la persona de su hijastra, que tenía entre 17 y 18 años cuando, supuestamente, ocurrieron los hechos, desde finales de 2018 a principios de 2020.

Pero el imputado, que se enfrenta a un total de 16 años de cárcel, ha negado rotundamente los hechos. "Es mentira que me acostara con mi hijastra", ha subrayado ante las preguntas de la fiscal y de la acusadora particular, Candela Garríes.

La fiscal ha mantenido que los hechos ocurrieron en su domicilio de Rosales del Canal, en la capital aragonesa, cuando la madre de la denunciante se hallaba embarazada de gemelos del acusado y pasaba temporadas en el hospital de forma intermitente. También aprovechaba, presuntamente, los momentos en que estaba en la ducha.

Sin embargo, C. G. T. ha manifestado asimismo que es falso que aprovechara los momentos de ausencia de su pareja para realizar tocamientos a la chica y que en una ocasión él le dijera que estaba "como un animal, cachondo perdido".

"No sabía qué hacer"

La fiscal y la acusadora particular sostienen que los tocamientos fueron a más, hasta que el 10 de enero de 2021 "entró en su habitación, le bajó la ropa, le introdujo dos veces los dedos en la vagina y la penetró". Sin embargo, el acusado ha dicho que solo se tumbó al lado de la chica y que empezaron a hablar porque ella quería "organizar una fiesta", una versión que, según el ministerio público, no facilitó en la fase de instrucción.

La denunciante, de 19 años en la actualidad, ha declarado que la relación era muy buena con el acusado pero que este la "intimidaba" para realizarle tocamientos y la amenazaba con que, si decía algo, "tendría consecuencias". "Me quedaba paralizada", ha añadido.

La noche del 10 de enero de 2020 "me desperté con dos dedos en la vagina", ha manifestado, una situación en la que "no sabía qué hacer". "Me agarró por los hombros para cambiarme de postura y me penetró sin preservativo", ha agregado.

La defensa, ejercida por el letrado José María Bayod, ha solicitado la absolución alegando que "no hay pruebas" que incriminen a su cliente. "No hay lesiones ni una prueba de ADN ni nada que sostenga la acusación", ha argumentado el abogado, que ha insistido en que no se ha conseguido desvirtuar la presunción de inocencia.

"Cierto grado de distorsión"

Una amiga de la denunciante ha afirmado que esta "tenía miedo" de denunciar y que "estaba muy afectada". Intercambiaron unos guasaps que, según la defensa, revelan que lo sucedido con el padrastro no tenía importancia.

Una psicóloga y un psiquiatra de la Seguridad Social que examinaron a la joven han hablado de que protagonizó tentativas de autolesión, que tenía "un sentimiento de culpa por no haberse defendido" y que presentaba estrés postraumático y trastorno adaptativo".

Pero las psicólogas propuestas por la defensa se han referido que la joven presenta "cierto grado de distorsión" y que se da una tendencia a la "exageración de los síntomas de malestar afectivo". La han descrito como una personalidad límite y que, de lo observado, se concluye que "no hay evitación de situaciones" en las que puede haber problemas.

Asimismo han señalado que la denunciante tenía inestabilidad emocional, ansiedad e inseguridad, pero que "al margen de los hechos de abuso sexual, todo lo demás es normal".

Según la fiscal y la acusadora particular, C. G. T. es responsable de dos delitos, uno de agresión sexual, por el que piden 13 años, y otro de abuso sexual continuado, por el que solicitan tres años, hasta sumar un total de 16.