Se dice que el futuro de las ciudades se juega en la movilidad ¿Por qué?

La movilidad en las ciudades es tan importante que hay un Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. Las que sepan gestionarla bien serán competitivas y atraerán talento y actividad económica y las que no, pueden acabar atrapadas en el ruido, la contaminación y la congestión.

¿Y cómo va a ser esa movilidad del futuro?

Verde, sostenible y digital. Había unas tendencias que la pandemia, el teletrabajo y el ecommerce han acelerado. Pero si queremos buscar algunos vectores que definen el futuro hay que ver la cultura de los jóvenes porque la propiedad no les importa, sino el uso; tienen incorporado a su ADN la idea de compartir; les ha salido un tercer brazo, que se llama el teléfono móvil desde el que gobiernan toda la movilidad y tienen la cultura del medio ambiente y la seguridad vial incorporada, no están dispuestos a negociar.

¿El transporte público puede verse afectado por ese cambio cultural y por el auge de los vehículos de movilidad personal (VMP) como los patinetes y las bicis?

Transporte público sí o sí, no tiene alternativa. ¿Y si puede verse afectado? Sí y no. Es verdad que los VMP pueden sustituir algún desplazamiento pero también complementar otros más largos. Cada distancia tiene su modo y el desplazamiento a pie ha entrado con fuerza y va a ir cogiendo mayor importancia. Ya estamos viendo la transformación de las ciudades pensando en los peatones. Con la pandemia se ha ido incrementando el uso de los VMP y la moto, que va a adquirir todavía más protagonismo por la implantación de la última milla y la distribución urbana de mercancías (DUM).

Zaragoza ha sido elegida por la DGT para desarrollar un programa piloto de DUM. Una consecuencia directa es que habrá más vehículos en circulación.

Ojo porque la DUM es actividad económica, son puestos de trabajo. Y uno debajo de casa tiene un supermercado y quiere que tenga todos los productos, que llegan de alguna manera. Por eso tiene cada vez más protagonismo y se ve en las ordenanzas.

¿En qué punto está la regulación de los patinetes?

Ha habido una primera fase en la que les dimos la consideración de vehículos y les prohibimos circular por las aceras. Ahora estamos trabajando para poder impedir que patinetes muy malos puedan circular en nuestro país. Con la pandemia se ha consolidado el patinete y se ha incorporado al paisaje urbano. Ahora toca la segunda fase y tenemos que reunirnos con los ayuntamientos para regularlos porque son sus ciudadanos, sus patines, sus carriles bici y sus calles. Hay que hacer frente a temas como la edad, el casco, el seguro.

La siniestralidad ha crecido en las ciudades. ¿Qué preocupa más: la proliferación de los patinetes, de las bicis o de las motos?

Nos preocupa la convivencia en la ciudad. En 2019 los fallecidos en la carretera bajaron un 6% mientras en las ciudades subieron un 6%. La urbe se ha vuelto complicada, cada vez hay más agentes que comparten carriles, conviven e que interactúan. De aquí viene la reciente limitación de circular a 30 kilómetros por hora.

¿Cuál es la principal distracción al volante? Antes era el teléfono móvil, pero ahora tenemos smartwatch, los navegadores de abordo cada vez son más complejos...

Con el tema del móvil vamos a tener que seguir insistiendo, pero es verdad que cada vez se gobierna más el vehículo por la pantalla del coche, pero la tendencia es que se gobierne y maneje por la voz.

¿Cómo se puede utilizar la tecnología para reducir la siniestralidad?

La apuesta de la DGT es el vehículo conectado. El próximo salto será este. Ahora tenemos tecnología en la carretera y en el vehículo pero no se hablan, el día que consigamos que el coche hable con la infraestructuras y con el resto de vehículos será cuando demos el gran salto en seguridad vial. Las nuevas tecnologías nos van a llevar a un horizonte en el que aunque haya un fallo humano el resultado no sea una muerto por accidente de tráfico. Podrá haberlos, pero vamos a intentar que no.

Si finalmente se cobra por utilizar las autovías ¿hay riesgo de que se produzca un trasvase de vehículos a las nacionales?

A la DGT lo que nos preocupa es garantizar la buena conservación y mantenimiento de las infraestructuras porque si se deterioran sí que afecta a la seguridad vial. Que se pague de una manera u otra es una decisión desde el punto de vista económico. Dicho esto, nadie se va a hacer un viaje de 300 kilómetros por una secundaria, se hará por autovía o autopista, te cobren o no.

Al vehículo eléctrico le está costando arrancar.

Todos apostamos, aunque es verdad que tenemos que generar confianza de que hay puntos de recarga suficientes y también de que el precio será razonable. Nos va a pasar lo que muchas veces que, nos cuesta mucho ponerlo en marcha pero de pronto encaja.