Después de unas semanas de aparente calma en Ciudadanos Aragón, la dimisión en bloque de las tres juntas directivas de las agrupaciones locales de Zaragoza ha vuelto a agitar los cimientos de la formación naranja. No en vano, la capital aragonesa aglutina la mayor parte de la mermada militancia del partido liberal, que afronta una nueva crisis interna, o la misma, fruto de la delicada situación del partido a escala nacional, con encuestas que cada vez les relegan a un espacio más pequeño en la escena política española y aragonesa. Las renuncias de una veintena de cargos orgánicos de las juntas directivas de Zaragoza (Cesaraugusta, Ebro- Altabás y Salduba) han evidenciado también las dos familias que --al menos-- cohabitan en Ciudadanos Aragón. El Ayuntamiento de Zaragoza ha sido el escenario en el que esas diferencias se han revelado de forma más evidente.

El líder del partido, Daniel Pérez Calvo, ha asegurado que no se siente cuestionado «en absoluto» a pesar de las denuncias de «falta de ética y de transparencia» realizadas por quienes han dejado sus cargos. Y apunta al Partido Popular, en su «operación de hostigamiento contra Ciudadanos», como el origen de estos movimientos.

Por primera vez, la vicealcaldesa, Sara Fernández, y el concejal de Urbanismo, Víctor Serrano, han dejado ver sus diferencias. Mientras Fernández avala las dimisiones de los responsables de las juntas de Zaragoza, entre las que se encuentran las de los concejales Javier Rodrigo y Cristina García, Serrano critica una decisión adoptada «de forma impulsiva» y echa en falta un proceso de reflexión mayor. Tanto García como Rodrigo forman parte del equipo de la vicealcaldesa desde la pasada legislatura, cuando Ciudadanos llegó por primera vez a la casa consistorial. Por eso, no ha dudado en respaldarles. Serrano, aunque ha manifestado su «respeto» por la decisión, ha marcado distancias con sus compañeros de Gobierno en el ayuntamiento y ha asegurado que la difícil situación que atraviesa el partido puede llevar a algunos cargos a replantearse su posición.

Maniobra de desgaste

La dimisión de las tres juntas directivas de Zaragoza, que a nivel orgánico en el partido no tiene mayor relevancia en relación con el escaso poder ejecutivo de las mismas, adquiere otros matices cuando se abre el foco. A año y medio de las elecciones, muchos en las filas naranjas interpretan este movimiento como una «maniobra de desgaste» contra la actual dirección de Pérez Calvo, que no ha conseguido coser el partido desde que ganó las primarias y sustituyó a la anterior líder de Cs Aragón y portavoz en las Cortes, Susana Gaspar, que sigue siendo diputada autonómica aunque también firmó su carta de dimisión de la junta este lunes. Ha sido la única que no ha respondido a las llamadas de los medios para explicar por qué dimitió y sigue en el escaño pese a las discrepancias con su partido.

Javier Rodrigo, concejal de Participación Ciudadana, ha asegurado que tomó la decisión «tras una reflexión profunda, no solo de los que formamos parte de la junta directiva, también de los afiliados que consideraban necesarias unas explicaciones». Respecto a su continuidad como concejal, ha insistido en la responsabilidad que adquirió con los zaragozanos. Cristina García, concejala de Deportes, ha insistido en que sigue confiando «en el proyecto» y ha defendido que «una cosa es tener discrepancias a nivel orgánico y otra es el papel como representante político». Al menos en esto coincidieron los dimitidos con el coordinador general, Pérez Calvo, que aseguró que «no tiene nada que ver lo orgánico con lo institucional» y que no va a tomar «ninguna decisión» que pudiera afectar al funcionamiento de las instituciones.

Explicaciones

La vicealcaldesa, alineada en lo orgánico con Alberto Casañal, que en anteriores procesos formó tándem con Susana Gaspar, ha asegurado que «es a Daniel a quien le corresponde dar explicaciones», mientras que Pérez Calvo ha puesto a disposición del partido y de los medios de comunicación los documentos que muestran la legalidad de su ficha como afiliado y la comunicación de sus bienes a las Cortes de Aragón.

El líder de Ciudadanos Aragón quiere «dejar atrás» cuanto antes este nuevo incendio para seguir hablando «de lo que les preocupa a los aragoneses» con la vocación de hacer del partido «la casa común del centro liberal aragonés». Corren malos tiempos para ese reñido espacio bisagra.