Una vez ha pasado lo peor de la crisis del coronavirus, el proyecto de La Romareda vuelve a estar encima de la mesa en los despachos del Ayuntamiento de Zaragoza. La reforma del vetusto estadio era la promesa estrella del alcalde, Jorge Azcón, pero a estas alturas ya a nadie se le escapa la necesidad de tener un estadio nuevo. Eso es lo que ha quedado claro este viernes en la segunda y última sesión del debate del estado de la ciudad, cuando todos los partidos votaron a favor de una propuesta del PSOE para sentarse a negociar sobre el futuro campo de fútbol. 

La de los socialistas no fue la única propuesta en este sentido, pues el PP también pidió abrir un debate para conseguir, por fin, que la capital aragonesa cuente con un estadio «digno de la quinta ciudad de España», pero su propuesta, prácticamente calcada a la del PSOE recibió la abstención de los dos concejales de ZeC. Sea como fuere, también se aprobó por mayoría, y ahora se abre un desconocido camino para la actual corporación –poco acostumbrada a los consensos– para acordar un plan.

Ya el martes, la portavoz del PSOE, Lola Ranera, solicitó crear una mesa de trabajo para empezar a pensar sobre la reforma o la construcción de una nueva Romareda. Instó, eso sí, a comenzar a hablar «sobre un folio en blanco y sin apriorismos». Y Azcón le recogió el guante. «Tenemos que agradecer la actitud del Partido Socialista en este asunto. Zaragoza necesita un campo de fútbol y para eso necesitamos un consenso importante», dijo la concejala María Navarro en nombre del PP. «Habrá que decidir qué proyecto queremos, dónde, con quién y cómo lo vamos a pagar», añadió la portavoz popular, replicando las palabras que el alcalde pronunció ya el jueves.

Y dentro de todas esas cuestiones que tendrán que acordarse hay un melón que no estaba abierto hasta ahora. Es el dónde hacer el campo, puesto que a principios de esta legislatura la propuesta de Azcón era reformar la actual Romareda y no levantar, desde cero, un estadio nuevo en otra ubicación. 

Teniendo en cuenta que ha sido el PSOE el que primero ha retomado esta semana el debate sobre La Romareda, podría cobrar fuerza el último proyecto de los socialistas cuando estaban al frente del consistorio. Aquel plan pretendía llevar el campo a San José, a unos terrenos cercanos a la estación de Miraflores, y fue urdido entonces por el teniente de alcalde de Urbanismo, Carlos Pérez Anadón, actual consejero de Hacienda en la DGA y cuyo legado aún pesa en el grupo municipal socialista.

Sede de los JJOO o del Mundial

Pero la necesidad de un estadio no solo es una ocurrencia del PSOE ni una promesa electoral de Azcón. La posibilidad de que Zaragoza sea sede de los Juegos Olímpicos de Invierno o del Mundial de fútbol, ambos eventos en 2030, han convertido las ganas de una nueva Romareda en una necesidad. «El reloj corre y hay que empezar a trabajar», dijo Azcón el jueves. «No podemos perder esta oportunidad y tenemos que tener preparadas nuestras instalaciones deportivas para esas citas. Tenemos que ser generosos todos y llegar a puntos de encuentro», exclamó este viernes la portavoz socialista.

Y por el momento, antes siquiera de que haya empezado la negociación, el acuerdo establecido es sentarse «con un folio en blanco». La única condición que se escuchó en el debate fue la de Podemos, que pidió que el Real Zaragoza SAD también forme parte de la ecuación y ponga dinero. «No puede abrirse ningún debate si no queda claro que el club no también entra en el juego», exigió el portavoz morado, Fernando Rivarés.

El abanico de posibilidades ahora es muy amplio y más si se tiene en cuenta que cabe la posibilidad de construir un campo nuevo y no solo reformar el actual. Ejemplos que toman los responsables del consistorio podrían ser el estadio del Espanyol (que costó 80 millones de euros) y, como siempre, el del Athletic Club de Bilbao, San Mamés.

Lo complejo será también encontrar el dinero. El ayuntamiento quiere involucrar además de al club, a la DGA, a la DPZ y de paso a alguna entidad bancaria o, incluso, algún patrocinador. Lo que ha descartado el PSOE es que el campo se financie, como pretendía Azcón al principio de su mandato, vendiendo los suelos del skate park, los depósitos de Casablanca y el parque infantil de tráfico para construir viviendas.

La opción de las permutas de suelo parece complicada y en el ayuntamiento lo saben, puesto complicaría las negociaciones con los partidos de la izquierda, poco propensa a modificar el Plan General de Ordenación Urbana para cambiar los usos de las parcelas por aquello de la «especulación urbanística». El debate se acaba de abrir. No será pronto cuando el Real Zaragoza, ahora en segunda, pueda jugar en un nuevo estadio.