El resumen es el siguiente: en lo que va de año (313 días), los trabajadores del tranvía de Zaragoza acumulan 184 jornadas de paros que han generado afecciones al servicio durante 460 horas, y los del bus, otras 51, el equivalente a 14.800 horas. Once meses seguidos --uno menos en el bus-- con esperas interminables en las paradas y un futuro a corto plazo que no tiene pinta de que vaya a mejorar, al revés, porque los paros cada vez son más duros, se prolongan durante más horas y se realizan los momentos de mayor demanda, algo que se evitaba a principios de año, por eso de las distancias y la crisis sanitaria. Once meses que explican el hartazgo de los usuarios, cansados de las esperas y de viajar junto a más personas de las deseadas.

Mientras los pasajeros se hacen hueco en unas paradas repletas donde se produce algún que otro codazo para ser el primero en subir al bus o el tranvía (y no quedarse en tierra), las partes implicadas admiten que las posturas están muy alejadas. Tanto que las negociaciones están suspendidas. Mientras, el ayuntamiento ha decidido adoptar un papel secundario a la espera de que la empresa y los trabajadores sean capaces de firmar nuevo convenio colectivo y sellen la paz. Pero las más de 50 reuniones del bus y las 65 del tranvía no han logrado desatascar un conflicto que está agotando la paciencia de los zaragozanos, lo que está generando ciertos momentos de tensión.

Sin mediación

El consistorio se escuda en que hasta ahora las huelgas en el transporte público tenían que ver con problemas laborales, es decir, con despidos, como los 153 de 2013 que posteriormente tuvo que readmitir Avanza (entonces AUZSA). «En esta ocasión se está negociando un nuevo convenio que mantiene la capacidad adquisitiva y mejora las condiciones de organización del trabajo», decía la concejala de Movilidad, Natalia Chueca, que no se reúne con los trabajadores del bus desde abril, según dicen los afectados. «Son las partes y solo las partes las que tienen que llegar a una acuerdo. Cuando se quiere, se puede», insistía la concejala.

Tanto Avanza Zaragoza como Los Tranvías aseguran que las peticiones de los empleados son «inasumibles», sobre todo en un momento de crisis como el actual y con una demanda por debajo de la habitual. En el caso del Urbos 3, con la última propuesta del comité, la masa salarial pasaría de los 2,4 millones actuales al año a 4, un 59,8% más. Esto se traduciría en que el coste salarial se elevaría hasta 88 millones durante la vida de la concesión. En el autobús, el aumento alcanzaría los 16 millones en cuatro años (hasta el final de la concesión), un 30%. En este último caso, fuentes municipales recuerdan que la readmisión de los 135 empleados despedidos tras la redistribución de las líneas de bus generó un gasto extra de 2,4 millones en concepto de indemnizaciones y que el incremento de los 500.000 kilómetros acordado entre la empresa, el comité y el consistorio supone un gasto añadido de 22 millones hasta el final de la concesión (2023).

Varios usuarios del bus esperando durante las horas de paros. ANDREEA VORNICU

¿Qué piden los conductores del bus?

Con un salario medio de 35.000 euros al año, los conductores del bus están perdiendo de media 150 euros al mes. Una cifra que varía porque los paros se han convocado en distintas horas y eso hace «más llevaderas» las consecuencias. En esta última convocatoria, los paros son de lunes a viernes de 12.30 a 16.30 horas en semanas alternas.

El comité tiene tres reclamaciones, tres líneas rojas, en las que incluyen un plan de igualdad que facilite su conciliación familiar, se mejoren sus turnos y se incluya en su horario todo el «tiempo efectivo» dentro de la empresa, no solo las horas de conducción. También reclaman que se reduzca su jornada a siete horas diarias, en lugar de las actuales, de 7 horas y 49 minutos, y un protocolo de sustitución de aquellos conductores que precisen de un relevo urgente. También piden un aumento salarial «del 3% para 2021 y 2022, cuando el IPC este año ya va por el 5,5%, fíjate qué desfase», explica el representante de los trabajadores, Javier Anadón, que asegura que la empresa pierde cada día de paros «unos 22.000 euros» por los kilómetros que dejan de recorrer los buses.

Estas dos peticiones, la subida salarial y la reducción de la jornada, supondría un aumento de la masa salarial de 30 puntos porcentuales en cuatro años, explica el director de Avanza, Guillermo Ríos, que asegura que el comité se aprovecha de tener «la capacidad de paralizar el transporte para presionar a la empresa en la negociación». Con la reducción de la jornada que solicitan los empleados, pasarían de trabajar 1.688 horas a 1.508 al año. «Ganarían entre 22 y 23 días de vacaciones, es inasumible en una empresa que hoy en día garantiza la estabilidad salarial y laboral, con el 99% de la plantilla fija», añade Ríos.

¿Qué piden los trabajadores del tranvía?

El Urbos 3 ha convocado paros durante cuatro y cinco horas al día, repartidas en las horas punta. Con un salario medio de 27.000 euros al año, la empresa les propone una subida hasta los 29.700 en 2023, un tiempo medio diario de conducción «efectiva» de 6 horas y 20 minutos y una media de 4,4 jornadas de trabajo a la semana hasta las 35 horas.

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Los empleados reclaman cobrar estas cantidades que desde la empresa aseguran que perciben. «Para empezar, que nos garanticen estos salarios», dice el representante del comité, Carlos Lázaro, que explica que en los últimos años solo han sufrido «recortes» laborales a la vez que soportan más carga de trabajo, con más kilómetros, más horas de conducción y más responsabilidad.

Las obras disparan (más) las esperas

El plan extraordinario de asfaltado de Zaragoza que esta semana afecta a once vías en distintos barrios está ralentizando el tráfico en algunos puntos de la ciudad. Los autobuses no se libran y también tienen que sortear y sufrir las retenciones que se generan y que alteran las frecuencias.

Esto provoca que los tiempos de espera en las paradas sean todavía mayores. Una situación que está creando momentos de tensión en las paradas del autobús, en las que los usuarios ya no esconden su malestar por la huelga del transporte público. Da igual que uno elija el bus o el tranvía porque ambos medios acumula ya once meses de paros, 14.800 horas de servicios afectadas en el autobús y 460 en el Urbos 3.

Inversión

Este plan de asfaltado, en el que el consistorio invertirá 600.000 euros que le permitirán actuar sobre una superficie de 30.000 metros cuadrados, comenzó hace una semana y complementa a la Operación Asfalto que se realizó en verano, a la que se destinaron 1,1 millones, 900.000 menos de lo presupuestado inicialmente y a los que se añadirán otros cuatros durante 2022 para llegar a nuevas calles.

Las obras

Ayer se iniciaron los trabajos de fresado y posterior asfaltado en las calles Laguna Azorín (entre Teodora Lamadrid y Arquímedes); Alejandro Oliván (entre José Bosqued y Fray Joaquín Aldea); en Vía Ibérica (entre la calle Argualas y la prolongación de la avenida Gómez Laguna); en Valle de Zuriza (entre Sixto Celorrio y San Juan de la Peña); en Carlos Saura; y en el paseo de los Reyes de Aragón (entre los números 17 y 23).

Esta previsto que hoy se inicien los trabajos en la calle Fray Luis Urbano (entre Eugenia Bueso y Amistad); en la rotonda del camino del Pilón con la calle Olivos; en Alonso V (entre la plaza Tenerías y el número 9 y entre el número 21 y la calle Alto Aragón).

Mañana comenzará el fresado de Miguel Servet, en el tramo que discurre entre el camino de las Torres y la intersección de Compromiso de Caspe con Reina Fabiola; y también en San Vicente Mártir, en la parte comprendida entre Cesáreo Alierta y el paseo de las Damas.