No hay semana ya que no se hable de La Romareda, del estadio y de su futuro, que se está jugando más allá de los partidos de su Real Zaragoza. Lo puso sobre la mesa el grupo municipal socialista un par de días antes del Debate sobre el estado de la ciudad, cuando Lola Ranera anunció que llevaría al pleno una propuesta de resolución para poner fin al vetusto campo y emplazar al resto de grupos a buscar un consenso que parece existir. El alcalde, Jorge Azcón, recogió el guante, e incluso el resto de grupos municipales se han propuesto reunirse delante de un folio en blanco para quitarse de encima la pesada mochila de décadas de retraso, empezar de paso a dibujar este importante proyecto de ciudad. Tan es así que Javier Lambán, que lo incluyó entre los 15 puntos importantes de su proyecto 2030, lo calificó ayer como un «asunto de Estado en la comunidad» y aseguró que su Gobierno «no va a escurrir el bulto» para que en Zaragoza se levante un estadio que sea correspondiente a la grandeza de la ciudad.

Queda todo por empezar, sea dicho. Unos y otros se remiten de momento a ese folio en blanco, aunque en el estudio de las posibilidades futuras se dejan traslucir las opciones que se entienden como mejores. En la DGA, por ejemplo, creen que lo adecuado sería buscar un nuevo emplazamiento para el estadio, sin señalar ninguna preferencia en cuanto al lugar. Entienden, además, que la única fórmula de financiarlo sería mediante una operación urbanística. En eso están de acuerdo con el grupo municipal socialista, e incluso con el Gobierno PP-Cs, que nunca ha escondido que la construcción del nuevo estadio, si no viene de la mano de ingresos urbanísticos, «no será posible».

«Tenemos un reto pendiente y ha llegado la hora de hacerlo realidad. Si no hacemos un campo de fútbol, Zaragoza se quedaría fuera del Mundial 2030 y no nos lo podemos permitir por la proyección que significaría para la ciudad"

Jorge Azcón - Alcalde de Zaragoza

Así las cosas, las voces son coincidentes en lo que se refiere a la necesidad. Ni una sola voz discordante. «Tenemos un reto pendiente y ha llegado la hora de hacerlo realidad. Necesitamos un nuevo campo para que el Mundial 2030 (España ha presentado candidatura junto a Portugal) no nos deje fuera. Si no hacemos un campo de fútbol, Zaragoza se quedaría fuera y no nos lo podemos permitir por la proyección que significaría para la ciudad y los beneficios económicos para diferentes sectores. La ambición que tenemos es legítima y vamos a trabajar de la mano de la Federación», dijo Azcón tras reunirse con el presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, que ayer pasó por la plaza del Pilar y el Pignatelli para verse con el alcalde y el presidente, a quienes les dijo que Zaragoza tiene que pensar de forma ambiciosa y construir un estadio de 5 estrellas donde quepan entre 40.000 y 50.000 espectadores.

Rubiales prometió algo de ayuda, escuchó a ambos y anunció la creación de un equipo de trabajo junto a la DGA y el ayuntamiento. «Hay que dejar a un lado las cuestiones políticas, remar para que Zaragoza y Aragón salgan beneficiados. Estamos trabajando con el CSD (Consejo Superior de Deportes) a nivel de financiación porque una candidatura para un Mundial necesita la implicación de las diferentes instituciones. El Gobierno de la nación también se quiere involucrar», dijo el presidente de la federación, cuya participación económica en el futuro proyecto, no obstante, sería mínima.

En Aragón se piensa en los Juegos 2030, en la hipótesis del Mundial, en la necesidad «imperativa» de que Zaragoza sea una de las sedes de ese torneo porque «otra cosa sería un fracaso imperdonable para los aragoneses», dijo Lambán, que explicó que tal reto requiere disponer de una instalación «que no tiene nada que ver, y voy a ser eufemístico, con la que tenemos en este momento», en referencia a La Romareda, que no está en condiciones de acoger ningún partido internacional.

Javier Lambán y Luis Rubiales, ayer en la Sala de Columnas del Pignatelli. DGA

«Es un asunto de Estado en la comunidad y el Gobierno se va a implicar con toda la decisión», señaló el presidente, seguro de que tanto el Ejecutivo como el consistorio «persiguen el hallazgo de acuerdos para solucionar un problema serio», aunque la iniciativa le corresponde al ayuntamiento. «Lo único que hemos planteado es estar al corriente de todos los pasos que se den desde el principio. Hago mía esa imagen del folio blanco de la que habló Lola Ranera», aunque se teme Lambán que cualquier fórmula que se busque «tendrá poco que ver con las capacidades que tienen las arcas públicas».

Igual que Azcón advirtió hace días que no se debía hacer una cuestión partidista de La Romareda, Lambán pidió ayer «transparencia absoluta» y tomar decisiones entre todos, «pensando no solo en cuestiones estrictas de ciudad sino en los requisitos que la FIFA exige para que un estadio sea sede de un Mundial. Eso condicionará necesariamente el tipo de decisión que finalmente se adopte». Se refería posiblemente el presidente a las exigencias que pone hoy en día la FIFA en cuanto a los accesos o el perímetro de seguridad, por decir. Simplemente ese aspecto complicaría mucho la posibilidad de levantar un coliseo de tales dimensiones en el mismo lugar, otra de las razones por las que la DGA se inclina a buscar otra ubicación.

«Nos tenemos que conjurar las instituciones, la federación, la iniciativa privada si hubiere lugar. La ciudad necesita un estadio y si no lo tenemos, Zaragoza no será sede del Mundial. E insisto que eso sería algo absolutamente imperdonable», finalizó Lambán.

«Las diferencias dentro del Gobierno no son importantes»

Desde que los grupos del Ayuntamiento de Zaragoza acordaron en el debate sobre el estado de la ciudad retomar el proyecto de La Romareda no se ha parado de especular sobre cuál será su futuro. Algunas formaciones, como Podemos y CHA, incluso han anunciado públicamente cuál sería su opción. Mientras Chunta propone que se reconstruya, desde la formación morada incluyeron nuevas ubicaciones, con la idea de trasladar el campo a Arcosur o el párking norte del Actur. El propio PSOE municipal cuestionó que se estén dando a conocer las preferencias públicamente, cuando se acordó iniciar la negociación con «un folio en blanco». Ayer, el concejal de Podemos en el Ayuntamiento de Zaragoza, Fernando Rivarés, admitió que existen diferencias entre los socios del Gobierno de Aragón pero que «no son importantes». «Cuando haya una propuesta del Ejecutivo firme será una compartida por los cuatro partidos», apuntó el concejal, que hoy defenderá una moción en el pleno para que se cree una comisión especial sobre el futuro del campo.