Se cierra la puerta del taxi. «Buenos días, ¿dónde le llevo?», pregunta el conductor. «A la calle Patio de los Naranjos, número 26 creo, por favor», responde uno. «¿Eso es Arcosur no?», dice. «Pues ahí aún vive gente y de vez en cuando sí que salen carreras por allá, pero la verdad es que como no vamos mucho nos cuesta aprendernos las calles», añade el taxista. La conversación es real y resume el sentimiento de todos los zaragozanos que no han pisado las calles de Arcosur. «Eso está lejísimos» o «no hay nada» suelen ser las opiniones más comunes sobre este barrio cuando se pregunta a los vecinos de otros distritos

 Pero, ¿cómo se vive realmente en Arcosur? ¿Qué hay en esas calles al sur de la ciudad? Pues haber no hay mucho, pero los que habitan allí lo tienen claro: «Yo estoy encantada. Aquí no hay ni aglomeraciones y si eres como yo, de las que no nos gusta estar en el meollo, este es tu barrio. Y en verano se duerme de cine», comenta una vecina saliendo de la única tienda de alimentación que hay. «El pan lo puedo comprar aquí todos los días y con eso me sobra», dice además. Cuando sale de la tienda, la dependienta del comercio apostilla: «Yo vivo en San Miguel y vengo a trabajar aquí todos los días y para mí esto está lejísimos. A mí sí que me gusta el meollo», ríe.

La tienda está en la calle Patio de los Naranjos, en los bajos de un bloque de viviendas en los que también una peluquería, una guardería, la peña del barrio y el único bar del lugar. Más allá de esta manzana, hay un par de negocios abiertos más, pero ya está. Eso sí, como si de un pueblo se tratara, de vez en cuando aparece por la zona una furgoneta que vende verduras y hortalizas frescas.

Unos operarios colocan el nombre de la calle en una esquina de Patio de los Naranjos. IVÁN TRIGO

Las calles de este barrio son anchas. Hay mucho verde, las aceras tienen espacio y apenas hay tráfico. Tampoco hay semáforos en todos los pasos de cebra porque no es mucha la circulación que hay que regular. Por el contrario, la estepa de Zaragoza se muestra con toda su crudeza. Los descampados y las calles sin terminar no es que configuren un paisaje envidiable. Y tampoco es que haya mucho ambiente, pero para muchos vecinos de Arcosur esto es una ventaja más: «Hace tres años que vinimos y para nada estamos arrepentidos. Antes vivíamos en Delicias y ojalá nos hubiéramos venido antes. No lo cambio por ningún barrio», comenta una pareja, Judith y Jorge, dentro del bar del barrio. Sobre la falta de servicios, señalan: «Es una de las desventajas, pero aquí todos tenemos coches. Y si no con la lanzadera (la línea de bus) llegas al tranvía en nada y te plantas donde sea».

Las frecuencias de la línea 59, la que une Arcosur con la parada del tranvía de al calle Cantando bajo la lluvia, son de 15 o 30 minutos dependiendo de la hora y el día. «Está bien, a pesar de lo que se dice con el tranvía estás al lado de todo. La cosa es que faltan locales en los que abrir comercios, porque la mayoría de edificios no tienen bajos, pero este barrio es la leche, a mi me encanta y eso que no vivo aquí. Aparcas donde quieres», dice Toño. A su lado, una mujer que sí vive en el barrio lo corrobora: «Es como un pueblito al lado de la ciudad. Por mí que se quede como está. No quiero que crezca más, me da pánico pensar en cuando haya más gente y haya tráfico y aglomeraciones», afirma tajante la chica, llamada Laura.

Unos carteles protestan por los retrasos en la construcción del colegio Ana María Navales. IVÁN TRIGO

Te puede interesar:

En Arcosur viven ahora unas 5.000 personas y uno de los que lleva desde el principio es Jorge Hidalgo. En 2009 fue uno de los impulsores de la asociación de vecinos Arqueros –la del barrio y que ahora preside–, y en 2012 fue uno de los primeros en entrar a vivir. Él, cuenta, está de acuerdo con las opiniones benevolentes de sus vecinos, pero también él conoce a fondo las principales necesidades del barrio: «Lo primordial ahora sería que nos declararan zona básica de salud porque eso nos permitiría tener farmacia. Y también tendrían que empezar a plantearse hacer un centro de salud para Rosales y Arcosur, el de Valdespartera está colapsado». Mejorar las frecuencias del transporte público, abrir más accesos al barrio, instalar zonas para hacer deporte y mejorar las zonas verdes son también puntos que se suman a la lista de deseos y necesidades.

Hace poco consiguieron inaugurar la Casa de Arcosur, un centro cívico en miniatura, pero en el barrio sigue pendiente la construcción de un segundo colegio y de un edificio de Secundaria para el que ya existe. «Vamos a seguir creciendo y ahora hay varias promociones y manzanas que ya se están moviendo. Sabíamos que no íbamos a estar siempre los que estamos ahora, va a venir más gente, pero para eso tienen que seguir construyendo equipamientos y servicios», zanja Hidalgo.