El parque del Tío Jorge es una de las zonas verdes más grandes de Zaragoza. Con una superficie de 151.538 metros cuadrados, de los que más de 126.000 son (o tendrían que ser) césped, este jardín urbano es el pulmón de la margen izquierda de la ciudad. Sin embargo, su estado y su imagen dista, en algunos puntos, de lo que tendría que ser un parque de esta categoría. Ay, ¿qué diría el Tío Jorge si levantara la cabeza?

El parque del Tío Jorge tiene dos avenidas principales asfaltadas y ocupa, en total, más de 150.000 metros cuadrados. | ÁNGEL DE CASTRO

Pues no lo sabremos nunca y, siendo que este héroe de Los Sitios murió en 1808, seguramente el campesino hecho guerrillero se sorprendería de servir como nombre para un parque y de que el propio parque, como concepto, exista. Sin embargo, los vecinos de la zona, siempre minuciosos en su tarea de recopilar quejas y demandas, tienen claro lo que falta para que esta zona verde brille con el esplendor que merece.

«En el perímetro del parque faltan 136 bordillos de los que rematan el muro. Eso da cuenta de la dejadez», afirma categórico el presidente de la Asociación de Vecinos Tío Jorge del Arrabal, Rafael Tejedor, que conoce metro a metro las necesidades y carencias de esta zona verde.

Peticiones y demandas vecinales aparte, a las que luego volveremos, un simple paseo da cuenta de la situación. ¿Está mal el parque del Tío Jorge? A simple vista, no está fatal. E incluso habría quien respondería que estar, está bien. ¿Es un ejemplo de paisajismo y la envidia de los parques de la ciudad? Para ser el tercer parque de la ciudad, le falta algo que va más allá del simple mantenimiento.

¿Y si el Tío Jorge levantase la cabeza?

Comenzando la caminata desde el monumento que honra al héroe de Los Sitios, que está incompleto desde que se retiró una estructura metálica que sirvió de nido para las cotorras, se vislumbran las primeras carencias. La hierba está verde, seguramente por la lluvia de estos últimas semanas, pero muchos árboles están «descopados» debido a las inclemencias del tiempo. «En los últimos años hemos perdido unos 200 ejemplares. Entre Filomenta, el viento y las subidas del nivel freático...», apunta Tejedor.

Los dos paseos principales están asfaltados, pero el piso presenta grietas abiertas por las raíces de los árboles. La zona del merendero, en la que hay diez mesas, está justo debajo de una zona de pinos, con las consecuencias que ello trae: decenas de excrementos de aves no hacen demasiado apetecible sentarse a merendar nada.

La zona de ocio y equipamientos del parque es grande y consta de una pista de baloncesto, una zona de juegos infantiles, otra de mayores y un campo de fútbol. «El área de niños está bien porque la cambiaron hace poco, pero es que la anterior ya estaba bien. Lo que queríamos era que nos pusieran una segunda», reclama Tejedor.

Sin presupuesto

En estos días de vacaciones escolares, la zona para niños es de las más transitadas. No ocurre lo mismo con la zona para mayores ni con la pista de fútbol que, sin temor a equivocarse, cualquier aficionado al deporte rey calificaría como patatal. Esta repleta de pequeñas piedrecitas que, por seguro, han obligado a remendar y parchear más de un pantalón.

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«Lo que ocurre en el parque del Tío Jorge es que el mantenimiento a fondo se lleva a cabo siempre 15 días antes de la Cincomarzada. Y como llevamos casi dos años desde la última vez que se celebró, pues así estamos», lamenta Tejedor. Según cuenta este representante de los vecinos, además, hay muchas cosas que se han llegado a presupuestar, como el cambio de los bancos y el de la iluminación pero, año tras año, el dinero desaparece y acaba sin llegar. «Tendrían que arreglar además las tuberías que van por debajo de las dos avenidas principales», señala.

El año que viene se prevé que el consistorio termine las actuaciones pendientes en el Parque Grande. Habrá que ver si entonces el dinero llega al del Tío Jorge o los vecinos tienen que seguir esperando.