El dispositivo de emergencias del Ayuntamiento de Zaragoza se ha reunido este martes por la mañana para valorar las posibles afecciones que puede ocasionar en la ciudad la crecida ordinaria prevista para esta semana y concretar las actuaciones a realizar, en coordinación con la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE). Según este organismo, la punta de esta crecida llegará a la capital aragonesa este miércoles por la tarde con un caudal de entre 1.350-1600 metros cúbicos por segundo, lejos de los 2.300 que alcanzó la avenida de hace tan solo un mes.

En esta ocasión, no se esperan afecciones importantes en la capital aragonesa y todavía no se ha dado ninguna orden de desalojo, si bien algunas perreras han decidido trasladar a sus animales por precaución. Según ha explicado el concejal delegado de Bomberos del ayuntamiento, Alfonso Mendoza, con el nivel de caudal que se espera no haría falta activar el plan de emergencias, pero se ha hecho (se activó ya este lunes) porque "las defensas y motas que protegen a la población de las acometidas del río no han sido reparadas en su totalidad" tras los daños que causó la riada extraordinaria de diciembre.

Así, el consistorio, que en previsión activó el Plan Municipal de Emergencias en fase 1 de alerta, trabaja con antelación para minimizar los riesgos teniendo en cuenta que tan sólo ha pasado un mes de la anterior avenida extraordinaria, que pasó por la ciudad con 2.200 metros cúbicos por segundo. Como consecuencia, el terreno inundado está todavía húmedo, lo que ha impedido que en este tiempo se hayan podido reparar completamente todas las protecciones dañadas. 

En el encuentro celebrado este martes, en el que han participado los servicios municipales implicados en una emergencia, la CHE ha informado al ayuntamiento que en el término municipal están trabajando desde el lunes en cuatro puntos: la mota de La Almozara, en el puente de la autopista A2, en Galandiez y en Monzalbarba a la altura de Pontoneros. A lo largo de este martes revisarán también la mota de Utebo que protege la urbanización de Torre Mejana y la residencia de Monzalbarba, que sí que tuvieron que ser desalojadas hace un mes.

Por parte del ayuntamiento, el operativo municipal trabaja desde ayer en la reparación de la mota de Torre Urzáiz en Movera. Además, como ha explicado este martes el concejal delegado de Bomberos, Alfonso Mendoza, se va a avisar también a los vecinos de esta urbanización, así como a los de Doña Sancha en Juslibol, para que estén alerta y puedan adoptar medidas de protección, si bien no se considera necesario su desalojo. Asimismo, se van a señalizar las zonas más cercanas al cauce en el Parque del Agua y en la ribera para evitar que los ciudadanos se acerquen a las áreas inundables. 

El operativo de emergencia volverá a reunirse con la CHE mañana a primera hora para valorar la situación con una previsión del caudal más ajustado.

La DGA también decreta la emergencia

Por su parte, el Gobierno de Aragón ha activado también el Plan Especial de Protección Civil de Emergencias ante el Riesgo de Inundaciones en Aragón (PROCINAR), en fase de alerta, ante la evolución de la crecida ordinaria del río Ebro y de sus afluentes, sin que la actual situación suponga riesgo inmediato para la población y bienes.

No obstante, desde Protección Civil se ha instado a extremar la precaución especialmente en barrancos, márgenes de los ríos y carreteras, ha informado el Ejecutivo aragonés en una nota de prensa.

Según ha detallado, el objetivo principal de esta fase de alerta es comunicar a las autoridades y servicios implicados en el PROCINAR las situaciones que pueden dar lugar a inundaciones, así como trasladar la información a la población potencialmente afectada.

Los consejos de autoprotección en caso de inundaciones incluyen, como actuaciones preventivas, informarse del nivel de riesgo del municipio donde se reside y de si el lugar en el que vive o trabaja es una zona inundable o se encuentra en un cauce seco por el que pueda bajar una riada.

Asimismo, para evitar contaminaciones, se recomienda colocar los productos tóxicos fuera del alcance del agua; los documentos importantes, objetos valiosos, alimentos y agua potable, así como los animales domésticos en puntos elevados; y localizar los puntos más altos de la zona en que se encuentre para poder dirigirse a ellos en caso de riada.

Estas son las recomendaciones

Durante la emergencia, se ha de prestar atención a los medios de comunicación y poner atención a las predicciones meteorológicas; procurar estar informado de la evolución de la situación; protegerse, sobre todo después del anuncio de aumentos en el nivel de las aguas; no descender a subterráneos o lugares bajos; y alejarse de cauces de barrancos, ramblas y torrentes y de sus puentes ya que pueden desmoronarse y arrastrarle en la caída.

Además, se pide un uso razonable el teléfono para no colapsar las líneas; prepararse para abandonar la vivienda, si la situación lo requiere, haciendo caso de los consejos de las autoridades competentes. En este caso, desconecte la electricidad, el gas y el agua de la casa, y cierre y asegurar todas las puertas y accesos.

Respecto a uso de vehículos, solo se deberán usar si es absolutamente imprescindible y habrá que informarse de la situación antes de iniciar el viaje y circular con preferencia por rutas principales y autopistas, aminorando la velocidad.

Si existen problemas de visibilidad a causa de la lluvia, hay que detenerse en el arcén, señalizando la situación; y no estacionar a la orilla de ríos o en cauces de barrancos, ramblas, torrentes y sus puentes, ni cerca de ellos.

Además, nunca hay que cruzar con su vehículo vados que salvan barrancos u otros tramos de carretera, si están inundados, la fuerza del agua podría arrastrarle.

Una vez recobrada la normalidad, se ha de efectuar una revisión de la vivienda para ver si ha sufrido daños y comprobar que dispone de electricidad, agua, teléfono y otros servicios. Asimismo, se han de seguir las normas sanitarias y de higiene en la limpieza que indiquen las autoridades competentes y ser solidario con los demás en las tareas de limpieza y vuelta a la normalidad.