En la emblemática fachada del número 25 de la calle Alfonso I de Zaragoza pronto lucirá un nuevo cartel, uno en el que podrá leerse Café 1885. Así es como va a llamarse este nuevo espacio de cafés y copas del centro de la capital. Una cafetería que recordará a la que un día fue una de las joyerías más lujosas de la capital, Aladrén, que reabrirá sus puertas en abril con un aspecto renovado, mezclando el pasado y el presente.

Los propietarios de este establecimiento, la familia Baselga, llevan meses inmersos en un proyecto de restauración y reforma de su interior. Con techos de madera decorados a base de casetones y artesonados, columnas de fundición y suelo de mármol, se han propuesto que el Café 1885 pueda “competir con los mejores de París”.

Este es el objetivo de sus dueños, que ha contratado al estudio de arquitectos Cronotopos para recuperar la elegancia de la antigua joyería, inaugurada en 1885 y reconocida como Bien Catalogado del Patrimonio Cultural Aragonés por el Gobierno de Aragón desde 2002. También el Plan General de Ordenación Urbana de Zaragoza (PGOU) catalogó este espacio hace 15 años como «local comercial A» en el que se incluyen como elementos a conservar la fachada, la marquesina, la decoración interior y las columnas de fundición.

La restauración de su interior y su fachada no está siendo nada sencilla porque el paso de los años, la falta de mantenimiento y algún que otro desaguisado realizado por su último arrendatario acabaron por ensombrecer el interior del local, que acabó completamente destrozado, y expoliado. Un equipo de 50 personas lleva trabajando en su interior desde el mes de septiembre. Ebanistas, artesanos, restauradores y albañiles trabajan para recuperar el pasado del local, para que vuelva a ser un local del siglo XIX.

Cuando la familia Baselga recuperó las llaves del local el pasado mes de mayo, después de 15 años alquilado, ya no quedaba ni rastro del glamour y el lujo del que presumió la joyería hasta que acabó reconvertido en el Gran Café Zaragoza y fue cambiando de manos hasta que su último arrendatario se olvidó de mantenerlo en las mejores condiciones.

Recreación del interior de la Cafetería 1885 de Zaragoza. ESTUDIO CRONOTOPOS

Según explica Santiago Baselga, la quinta generación de la familia hasta ahora se ha realizado un exhaustivo trabajo de decapado de las paredes de madera de pino del interior, pintadas y repintadas en demasiadas ocasiones. Tantas que habían perdido su color original. También se está trabajando para que la sala Luis XVI, la más lujosa del establecimiento por la abundante decoración neobarroca que cubre sus paredes y por el tratamiento casetonado del techo, se convierta en ese espacio de lujo que fue en el siglo XIX, donde se atendía a los clientes aristócratas.

Interior de la antigua joyería Aladrén, en proceso de restauración. ANDREEA VORNICU

Aún queda mucho por pulir en su interior, además de todo el montaje de lo que será el Café 1885, pero ya se puede percibir algún cambio. Se ha renovado el sistema de ventilación para adaptarlo a la normativa, se han realizado actuaciones para que sea accesible, se ha creado una cocina nueva y renovado los baños de un mármol negro que, dice Baselga, llamará la atención. Además, en la bodega, que estaba completamente degradada por la humedad y el desuso, se ha recuperado el ladrillo de sus paredes y la bóveda.

“Ahora se vuelve a ver el contraste del mármol negro, rojo carruaje y latón del que nos habíamos olvidado, y hemos recuperado el mármol y los relieves de las maderas”

En la fachada se han recuperado los mármoles negros, el latón, la forja antigua y hasta la plata revestida con purpurina y que permanecía oculta. Cuando terminen estos trabajos se colgará la nueva cartelería, el candil del siglo XIX que se encontraba encima de la puerta de acceso y se volverá a poner en marcha el reloj.  

“Ahora se vuelve a ver el contraste del mármol negro, rojo carruaje y latón del que nos habíamos olvidado, y hemos recuperado el mármol y los relieves de las maderas”, explica su propietario, que asegura que han tenido “sorpresas muy agradable” durante el proceso.

El estado de la antigua joyería Aladrén de Zaragoza

El estado de la antigua joyería Aladrén de Zaragoza JAIME GALINDO

Esta nueva cafetería, que quieren convertir “en un referente en España”, ampliará sus servicios y completará su oferta con una Brasserie (cervecería) y una tienda gourmet. Para su inauguración habrá que esperar algo más, hasta junio, cuando está prevista su inauguración.

Trabajos de reparación de la fachada de la antigua joyería Aladrén. EL PERIÓDICO

Una joya expoliada

Este establecimiento sufrió un antes y un después en mayo. El día 12 el Ayuntamiento de Zaragoza clausuró el local después de constatar que se había producido un expolio del farol y de la cartelera de la fachada. Lo hizo después de que el propietario del local, Antonio Baselga, denunciase que se habían escuchado ruidos muy extraños en el interior y que se estaban realizando unas obras para las que su inquilino no tenía permiso.

Para entonces, ya había manifestado su interés en rescindir el contrato con el inquilino, que se había declarado insolvente, y reformar así la antigua joyería, por lo que le propuso finalizar el contrato antes de tiempo, condonándole la deuda de 14 meses y devolviéndole una fianza de 13.200 euros. Una propuesta que rechazó. 

Días después y tras una inspección del servicio de Inspección Urbanística y Patrimonio, se constató que de la fachada habían desaparecido cinco carteles con sus marcos, además del farol de fundición que se encontraba desde hacía 150 años encima de la puerta.

La barra de bar, hecha con la madera del antiguo mostrador de la joyería, también presentaba “desperfectos” y algunos de los elementos decorativos de las columnillas estaban fuera de su sitio y dañados, como también sucedía con el mármol verde. Cuando Antonio Baselga accedió a su interior no quedaba ni rastro de la barra, tampoco de los apliques y espejos de la sala Luis XVI. El antiguo arrendatario se llevó hasta la moqueta.

Según el informe, en el antiguo despacho había desperfectos en el aplacado decorativo de la madera y de los dinteles interiores de los escaparates. La ornamentación neobarroca que cubría las paredes de la sala Luis XVI también habían sufrido “abundantes desperfectos” y los apliques y algunos cristales emplomados de la puerta que daba acceso a la cocina estaban “rotos o mellados”. 

Recreación del exterior del Café 1885 de Zaragoza. ESTUDIO CRONOTOPOS

El ayuntamiento denunció los hechos ante la Fiscalía al considerar que se había producido “un expolio de distintos elementos protegidos de la fachada, como los carteles de la joyería y el farol de iluminación”. También la familia denunció la destrucción de elementos protegidos.