El conflicto en el servicio del autobús urbano de Zaragoza sigue enquistado y no hay visos todavía de ver la luz al final del túnel. Las secciones sindicales con representación en la plantilla de Avanza se reunieron este martes para trazar una hoja de ruta y un calendario de protestas, pero pocos fueron los avances. El Colectivo Unitario de Trabajadores (CUT) propuso extender los paros convocados a los fines de semana, puesto que ahora son solo de lunes a viernes, pero el resto de sindicatos no apoyaron esta idea.

Así que la huelga sigue convocada para los días entre semana de 12.30 a 16.30 horas y sería la semana que viene cuando los paros volverían a tener lugar. Eso si no cambia nada la reunión que mantendrán este miércoles los representantes sindicales con Avanza, que están convocados en el Servicio Aragonés de Mediación y Arbitraje para tratar sobre la demanda de conflicto colectivo que presentó la empresa por considerar «ilegal» la huelga convocada después de que la Justicia anulara las elecciones sindicales de 2016 que dieron lugar al comité actual.

Ambas partes se reunirán después de que la semana pasada otro encuentro en el SAMA acabara sin acuerdo y con las negociaciones rotas. Se suspendían así las conversaciones encaminadas a firmar un nuevo convenio colectivo en la empresa, que es el motivo principal de la huelga convocada por los sindicatos.

Los paros, por otra parte, están convocados de forma indefinida desde octubre, si bien se han venido celebrando en semanas alternas y también se han suspendido en alguna ocasión (como ocurre ahora) para tratar de facilitar las conversaciones con la empresa. Ahora, el CUT, que es el sindicato con más representación, ha intentado endurecer la huelga, ahora que se ha cumplido ya un año desde su inicio, pero no ha recibido el apoyo del resto.

Y a todos estos ingredientes hay que añadir otro que hacen que el problema sea más complejo todavía. Las elecciones sindicales planteadas para el próximo lunes, 28 de febrero, están en el aire después de que OSTA las impugnara por considerar que se tomaron decisiones sin su participación cuando, consideran ellos, deberían haber formado parte del acuerdo.

Las elecciones, de celebrarse, deberían poner fin, por lo menos, a uno de los conflictos abiertos en este servicio: el lío sindical. Desde que la Justicia anulara las elecciones de 2016 por unos errores en las listas de OSTA, en la que faltaban candidatos, los enfrentamientos no se han producido solo entre la empresa y el comité, sino también entre los sindicatos que representan a los trabajadores.