El Periódico de Aragón

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ZARAGOZEANDO

La perla renacentista que guarda la historia de una institución nobiliaria: ¿conoces la casa de Donlope de Zaragoza?

La Real Maestranza de Caballería de Zaragoza, una de las cinco que hay en España, es la encargada de cuidar este palacio renacentista, que se puede visitar todos los sábados y domingos

El palacio de Donlope, en la calle Diego Dormer, es sede de la Real Maestranza de Caballería de Zaragoza, una institución que preside el rey Felipe VI. Jaime Galindo.

En el siglo XVI Zaragoza se ganó el sobrenombre de La Harta. Y no porque porque fuera una ciudad cansina, sino porque la belleza de sus monumentos sobrecogía a todo aquel que visitara la capital del Reino de Aragón. Llegaba a ser abrumador caminar entre las más de 200 casas palaciegas que había salpicadas por el casco, de las que hoy apenas queda una veintena. Una de ellas, la casa de Donlope, es quizá una de las más desconocidas, pero dentro alberga la esencia de lo que fue una ciudad que encandiló a toda Europa.

Este palacio, que se acabó de construir en el año 1542, está situado en la calle Diego Dormer, entre la parte trasera de la Seo y la plaza Santa Marta. Y más allá de su riqueza patrimonial, de la que luego se dará cuenta, la casa es también especial por ser la sede de una organización nobiliaria de categoría: la Real Maestranza de Caballería, una de las instituciones más antiguas de Aragón y que hunde sus raíces en el siglo XII, cuando Alfonso I el Batallador reconquistó Zaragoza para los cristianos.

En España solo hay cinco reales maestranzas, siendo la más conocida quizás la de Sevilla, pero también hay en Ronda, Granada y Valencia, además de la de Zaragoza. Y se trata de una organización que sigue funcionando: sus miembros han de poseer un título nobiliario que, en el caso de los varones, ha de remontarse por lo menos cuatro generaciones atrás. En el caso de las mujeres vale con dos generaciones de familia noble.

La sede de la Real Maestranza de Caballería de Zaragoza está en la calle Diego Dormer, en un palacio del siglo XVI. Jaime Galindo

Su misión es velar por el legado de sus antepasados y la Corona española y a lo largo de la historia han sido parte de los acontecimientos más importantes ocurridos en Zaragoza, siendo el más peculiar y el más trágico el de la guerra de Los Sitios, en la que los caballeros de esta orden se implicaron contra los franceses.

El rey Felipe VI es el presidente de la Maestranza y los nobles de hoy siguen reuniéndose en este palacio para llevar a cabo sus tareas, que hoy abarcan diferentes ámbitos. Pero uno de los más relevantes de cara al exterior es, precisamente, velar por el cuidado del patrimonio del palacio que es hoy su sede y que motiva este reportaje.

El palacio es uno de los pocos de Zaragoza que conservan la esencia renacentista y mudéjar propia de su época. Jaime Galindo

Fue Miguel Donlope, quien para entonces era el abogado de la ciudad de Zaragoza, el que mandó construir la casa. Su emplazamiento no fue casual, pues se encuentra justo al lado de la catedral y cerca del Palacio Arzobispal, en lo que era la milla de oro de la ciudad en el siglo XVI. Dentro, al haberse sido utilizada siempre como residencia, sus estancias apenas se han modificado, como ocurre con otros edificios que quedan de la época, como el palacio de los Condes de Morata, hoy sede del Tribunal Superior de Justicia de Aragón, o el palacio de Sástago, de la DPZ.

Por ello llama la atención el patio o luna, casi el único de sus características que queda abierto al cielo en la ciudad, puesto que el resto, al haberse destinado a otros fines, se han cubierto para mejorar el confort de sus visitantes.

Este artesonado, colocado sobre la escalera principal, es original de la época y solo por él merece la pena visitar el palacio. Jaime Galindo.

La joya de la casa Donlope tarda poco en descubrirse. Nada más subir la escalera que lleva a la primera planta, si uno alza la cabeza, descubre un espectacular artesonado de forma octogonal que es original y que se encuentra en muy buen estado de conservación. Solo por contemplar esta estructura, que se inspiró en las techumbres del palacio de la Aljafería, merece la pena visitar este palacio.

La casa mantiene intacto en muchos aspectos el estilo renacentista aragonés, que se fundió con el mudéjar en una expresión que dio mucho de sí y que se contempla en muchos rincones de la casa. Sus salones, eso sí, han sido redecorados a posteriori y ahora lucen un aspecto más actualizado, más del siglo XVIII.

Este carruaje participó en la comitiva real que acompañó a Alfonso XII en su segunda boda. La pintura es original. Jaime Galindo.

Por todos lados uno encuentra curiosidades, retratos de los reyes, y por todos lados también se replican dos símbolos: roja sobre fondo blanco, la cruz de San Jorge, patrón de la Real Maestranza de Caballería de Zaragoza;  y blanca sobre fondo azul, la cruz de Íñigo Arista, primer rey de Pamplona. Esta cruz está presente también en el escudo de Aragón y la Maestranza la usa desde que Alfonso XIII les otorgó el privilegio de poder lucirla.

El palacio, además de albergar despachos y ser punto de encuentro para los maestrantes, sigue habitada, puesto que en una entre planta vive Pilar, la guardesa de la casa. Y hasta hace 20 años también hubo inquilinos en una parte del edificio que se reformó para crear viviendas de alquiler. En un futuro se busca recuperar esta zona.

Los salones del palacio están rematados con impresionantes artesonados. El cuadro del rey simboliza la presidencia de la Real Maestranza para que pueda estar 'en efigie' en las reuniones. Jaime Galindo.

Este palacio es quizás uno de los más desconocidos de la capital aragonesa pero todos los sábados y domingos existe la oportunidad de recorrerlo gracias a las visitas de Zaragoza Turismo. Es una perla del renacimiento aragonés que merece la pena. 

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