El Periódico de Aragón

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El impacto del calentamiento global

Olas de calor más recurrentes y sequías: estos son los efectos del cambio climático en Zaragoza

El consistorio trabaja en un plan para paliar olas de calor y sequías más frecuentes. Las temperaturas altas pueden provocar un aumento de la mortalidad en la ciudad

Una joven se abanica este pasado fin de semana para aliviar el calor extremo vivido en Zaragoza. ANDREEA VORNICU

La súbita bajada de las temperaturas ayer martes en Zaragoza parece que nos haya hecho olvidar el episodio de calor extremo vivido durante el pasado fin de semana, totalmente inusual para un mes de mayo. Pero esto es en parte lo que le espera a la capital aragonesa debido al impacto del cambio climático: olas de calor cada vez más frecuentes y, también, más duraderas. Para combatir los efectos del calentamiento global, el ayuntamiento se ha puesto a trabajar. Antes de final de año deberá presentar un plan ante Europa para adaptarse a esta nueva realidad más calurosa y posiblemente también, más seca.

Este Plan de Adaptación al Cambio Climático comenzó a detallarse ayer en una reunión en la que participaron diferentes actores que deberán concretar qué acciones emprender para combatir esos fenómenos extremos que van a llegar en el corto y medio plazo. Las medidas deberán tener en cuenta un estudio ya realizado sobre los riesgos y vulnerabilidades que va a padecer Zaragoza como consecuencia del calentamiento global.

Este informe, al igual del plan de adaptación que ahora comienza a definirse, es fruto de la adhesión de la capital aragonesa al Pacto europeo de las Alcaldías por el Clima y la Energía. Ambos proyectos son un requerimiento para formar parte de este club de ciudades contra el cambio climático.

Pero, ¿qué es lo que pueden esperar los zaragozanos en los próximos años? Del primer informe elaborado se extrae, sobre todo, una conclusión clara y que será evidente a corto plazo: «se observa una clara tendencia de aumento de las temperaturas medias, por encima de 1 grado Centígrado en el periodo 2020-2030». Esto se traduce, dice el estudio, «en el aumento total de noches y días cálidos» y a «olas de calor más prolongadas». «Se esperan incrementos de entre el 30% y el 50% de los periodos de calor con respecto al periodo 1971-2000».

Pero el aumento de las temperaturas no solo obligará a los zaragozanos a gastar más en aire acondicionado, sino que los efectos del calor son también perjudiciales para la salud. De acuerdo con el grupo de investigación en Salud y Medio Ambiente Urbano del Instituto de Salud Carlos III, las olas de calor en el aumento de las provincias españolas se multiplicarán por cinco y «la mortalidad subiría a cerca de 13.000 muertes anuales» por esta causa.

¿Adiós al cierzo?

El cambio climático, sin embargo, no solo va a provocar cambios en las temperaturas registradas, sino también en otros fenómenos que tendrán un impacto directo en la vida de los zaragozanos. Con respecto a las precipitaciones, «no hay una tendencia clara al menos en términos de valores extremos», es decir, no se sabe si va a aumentar mucho o descender mucho la cantidad de lluvia, pero sí que «se podría afirmar que el escenario más probable traería un descenso de las precipitaciones y una distribución más irregular de las mismas en los meses de verano».

Asimismo, el informe advierte que, siendo ya un clima seco el del valle del Ebro, por mínimo que fuera el descenso del nivel de las precipitaciones «podría traer consecuencias para las especies locales».

Y si hace más calor y llueve menos, el siguiente fenómeno al que se verá expuesta Zaragoza como consecuencia del cambio climático será la sequía, aunque los modelos actuales prevén que sea en la segunda mitad de este siglo cuando aumenten este tipo de episodios. Conforme avancen las décadas, aumentará la frecuencia de sequías, pero no será un efecto palpable a corto plazo.

Las inundaciones son otro de los fenómenos adversos que azotan Zaragoza con frecuencia y que tienen un impacto alto en la ciudad, como es la inundación de los barrios en zonas bajas «como el Arrabal, Ranillas, Rey Fernando y Zalfonada», los cortes de tráfico o los cortes de suministro eléctrico, entre otras. Sin embargo, estas afecciones ya se dan a día de hoy, y aunque el riesgo de inundación vaya a seguir siendo alto, ni la intensidad de estos fenómenos ni su frecuencia se espera que varíen con respecto a la actualidad.

Primera reunión

Asimismo, los incendios forestales también se producirán con más asiduidad en el largo plazo, si bien su impacto en Zaragoza será moderado. El informe también señala que «se desconoce la tendencia que sufrirá la velocidad del viento como consecuencia del cambio climático, aunque el CSIC plantea la hipótesis de que se verá una fase de debilitamiento a escala regional durante este siglo». Ni el cierzo, seña sin igual de la capital aragonesa, está a salvo por el calentamiento global.

Todos estos cambios traerán consecuencias para la salud de los zaragozanos pero también en la economía. «Cabe prever», dice el estudio, que el aumento de las temperaturas y la reducción de las precipitaciones y del agua disponible «limiten la productividad» de la agricultura, «que corresponde al 0,5% de las actividades económicas a nivel local». Pero habría otros sectores más importantes para Zaragoza que también se verían afectados.

«Del sector servicios, que representa alrededor del 84% de las actividades económicas y cerca del 80% del empleo local, el turismo también podría verse afectado» por todos estos fenómenos descritos.

Así, por todo ello, y teniendo en cuenta todos estos datos, el Ayuntamiento de Zaragoza trabaja ya en un plan que estará acabado este año y que «permitirá a la ciudad estar más preparada para afrontar las consecuencias del cambio climático y reducir su impacto en la salud, la economía y el medio ambiente», explicó ayer la concejala de Medio Ambiente, Patricia Cavero.

El plan plantea actuaciones en diferentes áreas y el documento se va a trabajar a lo largo de los próximos meses de forma participativa. Ayer tuvo lugar la primera reunión con miembros de la Oficina Española del Cambio Climático, del Instituto Carlos III, Aemet, el Gobierno de Aragón, la Confederación Hidrográfica del Ebro, la Universidad de Zaragoza y de la Fundación Circe. Una vez esté listo el borrador, se someterá a la opinión de la ciudadanía en septiembre. 

las medidas: ejemplos en otras ciudades

El cambio climático lleva años avisando de que es imparable y las grandes capitales del mundo ya toman decisiones para tratar de mitigar su efecto. Por ejemplo, en Barcelona, el verano pasado se crearon varios refugios climáticos en bibliotecas, museos e incluso colegios, donde se habilitaron puntos de hidratación y zonas de sombra. En Frankfurt (Alemania) se instalan «salas de estar verdes» en las calles, una especie de casetas con sombras y plantas que permiten refrescar el ambiente y ofrecen un respiro a los peatones. En Francia hace años que modificaron la normativa para aumentar la superficie permeable de las ciudades y en Utrech (Holanda) hay un proyecto para crear un barrio sin aparcamientos y edificios cubiertos por muros y techos verdes. Pero no todo son olas de calor porque las tormentas torrenciales también tienen importantes consecuencias. En Inglaterra han construido un gran red de drenajes urbanos para reabsorber el agua de lluvia y evitar inundaciones.

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