Cristina, de 32 años, fue asesinada el lunes por la noche en Zaragoza por su vecino de rellano. No sabía que este hombre marroquí que responde al nombre de Adil Lazizi y de 45 años estaba en busca y captura desde 2020 por no reingresar tras uno de los permisos que disfrutaba tras ser condenado a 21 años de cárcel por cometer otro crimen en Madrid en 2001 y que cumplía en la cárcel de Zuera. En aquella ocasión mató también a una mujer, Siham, una francesa de 24 años que se encontraba haciendo turismo en compañía de una amiga. Fue porque ella se negó a mantener relaciones sexuales.

El porqué del asesinato de Cristina, ocurrido este lunes en el número 8 de la calle Alegría en el zaragozano de San José, todavía está siendo investigado por el Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón que tiene abiertas todas las hipótesis, entre ellas que haya reeditado el crimen ocurrido hace 21 años.

En aquél, la víctima, que iba con una amiga, conoció a su asesino, quien iba acompañado por un amigo. Los cuatro decidieron irse a la vivienda de uno de ellos, un piso alquilado situado en la cuarta planta del número 35 de la calle Hierbabuena, en el distrito de Tetuán. Allí las dos parejas se separaron, si bien la amiga de la víctima se alarmó sobre las 08.00 horas cuando oyó unos gritos de dolor de Siham. Al entrar en la habitación contempló su cuerpo ensangrentado en la cama. Presentaba ocho puñaladas. De Adil Lazizi no había ni rastro, si bien horas más tarde se entregó en dependencias policiales próximas de la calle Francos Rodríguez. Iba en ropa interior y se negó a declarar ante los agentes.

Posteriormente, la Policía Nacional determinó que el asesinato de la joven francesa se produjo ante la negativa a mantener relaciones sexuales. En la entrada del piso, encima de un aparador, los investigadores encontraron el arma homicida: un cuchillo de cocina de 20 centímetros de hoja doblado y con el mango de madera astillado, lo que da idea del violento ataque y que también guarda analogías con el crimen de la calle Alegría de Zaragoza ocurrido la noche del lunes.

Los gritos de la víctima sobre las 21.55 horas alarmaron a un vecindario que llamó a la sala del 091 de la Policía Nacional. Cuando varias patrullas de la Brigada de Seguridad Ciudadana de la Jefatura Superior de Policía de Aragón llegaron al lugar, la víctima estaba muerta sobre el suelo del rellano y Adil Lazizi estaba herido, aunque llevaba consigo el cuchillo. Le reclamaron que lo tirara al suelo antes de arrestarle y él lo aceptó no sin antes gritar hacia el cielo:«El hombre es culpable siempre».

Alega legítima defensa ante la Policía

Adil Lazizi se encuentra detenido e ingresado en el área de Traumatología del hospital universitario Miguel Servet de Zaragoza, donde primero fue intervenido quirúrgicamente y luego declaró, ya por la tarde ante la Policía Nacional, que entre él y la víctima no había ningún tipo de relación sentimental ni sexual y que fue ella la que le agredió inicialmente con el cuchillo, según pudo saber EL PERIÓDICO DE ARAGÓN.

Aseguró que el ataque hacia él fue sorpresivo. Que abrió la puerta y ella le clavó el cuchillo en el abdomen, por lo que se enfrentó a ella, le arrebató el arma blanca y sobre el suelo la acuchilló en varias ocasiones. La mortal pudo ser la que presentaba la víctima en el cuello. Una versión que tendrá ahora que analizar el Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón que está intentando reconstruir el crimen.

Importante será determinar si el arma homicida, un cuchillo de cocina, formaba parte del ajuar de la casa de la víctima o de su agresor, tal y como apuntó este. No será fácil puesto que el ADN de ambos está en el mismo. También va a ser relevante el informe que tendrán que realizar los especialistas del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses (Imlcfa) tras realizarle ayer por la mañana la pertinente autopsia. No obstante, según pudo saber este diario, ambos presentan heridas de arma blanca que demuestran que no fue un ataque sorpresivo, sino que hubo una refriega entre ambos.

Asimismo, tratarán de determinar cuál, de todas las puñaladas recibidas por Cristina, fue la que le causó la muerte exactamente y si pudo aumentar su dolor de cara al juicio y a la posibilidad de que se le pueda aplicar la agravante de ensañamiento. Todas estas pesquisas serán remitidas inicialmente al Juzgado de Instrucción número 2 de Zaragoza, cuya magistrada titular estaba de guardia en el momento del asesinato y que acudió al levantamiento del cadáver. En el caso de que los agentes concluyeran que el crimen responde a una cuestión de violencia machista, el asunto sería remitido a uno de los tres juzgados de Violencia sobre la Mujer que presenta

De ser así, serían cinco las mujeres las asesinadas en los últimos nueve días. Antes de Cristina, una joven de 26 años en Montemayor (Córdoba) el pasado 22 de mayo, una mujer de 50 años en Tíjola (Almería) el pasado viernes, y otras dos de 51 y 48 años este domingo en Vélez-Málaga (Málaga) y Tomelloso (Ciudad Real), si bien la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género

Traslado del presunto agresor de San José

Traslado del presunto agresor de San José BELÉN LÓPEZ

"Oímos que decía: 'Me siento culpable, me siento culpable'"

Con los primeros rayos de sol del día, los restos de sangre sobre la acera más próxima al número 8 de la calle Alegría, en el zaragozano barrio de San José, hacía recordar a los vecinos lo que pocas horas antes, de noche, habían vivido. Cristina, la joven de 32 años que vivía en el primer piso había sido asesinada por el hombre que vivía puerta con puerta en el rellano. Seguían conmocionados, tal y como reconoció Mayte, quien destacó que ella lleva residiendo en el inmueble desde febrero, pero que era un lugar tranquilo

De hecho, destacó que entre el hombre y la mujer había buen trato como vecinos. Lo supone porque hubo unas obras en la comunidad y ella le entregó a Adil Lazizi las llaves de su casa para que fueran los operarios a su domicilio porque ella trabajaba de mañanas. Belén, una joven vecina del edificio contiguo fue una de los testigos. Señaló que empezó a escuchar gritos y se asomó a la ventana, pudiendo oír a la Policía Nacional diciéndole: «Tira el cuchillo, tira el cuchillo». También aseveró que él decía: «Me siento culpable, me siento culpable» y «Que me estoy muriendo, que me estoy muriendo» mientras se tocaba el abdomen vendado. 

Condolencias políticas

La delegada del Gobierno de España en Aragón, Rosa Serrano, calificó este asesinato de feminicidio, si bien consideró que es pronto para saber "qué clase de feminicidio es", es decir, si hay vinculación personal entre ambos.

Las condolencias y los mensajes de repulsa también llegaron desde el presidente del Gobierno de Aragón y el alcalde de Zaragoza, Javier Lambán y Jorge Azcón, respectivamente.