Las denuncias de la plantilla del servicio de Arquitectura del Ayuntamiento de Zaragoza sobre el clima son contundentes: «No existen situaciones de violencia física, aunque los trabajadores consideran, en una importante proporción, estar sometidos a situaciones de violencia psicológica en forma de amenazas, coacciones y menosprecio de su trabajo». No es la única porque «la plantilla considera que las relaciones con su superior jerárquico inmediato es mala (...) y manifiestan un estilo de mando basado en coacciones y amenazas, mala organización y escasa capacidad para el trabajo en equipo».
Son solo dos de las afirmaciones que contiene el informe de la evaluación de riesgos psicosociales realizado por el área de Prevención y Salud Laboral municipal a los 16 empleados (de 18) del servicio. Un estudio que se llevó a cabo después de que el director del servicio de Arquitectura, Ricardo Usón, alertara el pasado mes de enero de posibles casos de «mobbing», «acoso vertical» o «estructural» a través de una circular dirigida al coordinador del área Urbanismo, Víctor Serrano, el servicio de Prevención y Salud, la delegación de Personal (Alfonso Mendoza), y la Junta de Personal, como adelantó EL PERIÓDICO.
En el informe, el servicio de Prevención y Salud señala que «es evidente la existencia de unas condiciones de trabajo inadecuadas» que derivan de «un deterioro del clima laboral como consecuencia de los cambios llevados a cabo en las jefaturas». Es decir, de la creación de una nueva oficina para poder gestionar los proyectos del convenio con la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ) que cuestionó en su día Usón.
En este estudio, de junio de 2022, al que ha tenido acceso este periódico, se señala directamente al Técnico de la Oficina de Proyectos, J. J. G. . Según se desprende del documento, la plantilla «percibe poca valoración y menosprecio hacía su trabajo lo que se traduce, según manifiestan, en amenazas y coacciones que han generado en una situación de tensión». En cambio, sí admiten que el «reconocimiento del trabajo es adecuado y satisfactorio» por parte de Usón.
«Realizan los trabajos a espaldas de Usón y con presiones del Técnico de la Oficina»
Defienden que el director Arquitectura sí ejerce la figura de supervisión, algo «inexistente» por parte de su jefe inmediato, que, dicen, no ofrece la información necesaria para desempeñar sus funciones, «sus protocolos no son claros y los procedimientos de trabajo entran en contradicción con los realizados habitualmente». Atendiendo al documento, los trabajadores denuncian que «para llevar a cabo alguna de sus tareas tienen que saltarse los métodos establecidos así como tomar decisiones o realizar trabajos que les crean un conflicto moral, legal o emocional».
Medidas urgentes
La relación entre los dos responsables del área Arquitectura complica todavía más la situación y enrarece más el clima laboral. Según exponen a Prevención los empleados del servicio, «estos problemas surgen debido a la falta de coordinación que existe entre sus jefaturas, con ordenes contradictorias, saltándose los protocolos establecidos, dando lugar a situaciones en las que los trabajos se realizan a espaldas del responsable del Departamento, y con presiones por parte del Técnico de la Oficina de Proyectos». Una situación que, según este servicio, «hace necesaria la implementación de medidas para evitar el daño en la salud de los trabajadores».
Tras constatar que «la calidad de las relaciones con su superior jerárquico inmediata es mala y ha terminado afectando al ambiente laboral», Prevención y Salud Laboral considera que hay que adoptar medidas, definiendo «cuál es la estructura de trabajo», «comentando el papel del superior como elemento de apoyo», «potenciando la figura de la Jefatura (Usón), dado que cuenta con la confianza de los empleados» y «valorando y analizando la capacidad de mando del Técnico de la Oficina de Proyectos».
«Para llevar a cabo algunas tareas tienen que saltarse los métodos establecidos»
También destacan la importancia del pronunciamiento de los responsables de Urbanismo (Víctor Serrano) para «evitar aquellas acciones y actitudes que se consideran intolerables», como «las faltas de respeto, agresiones verbales, discriminación y trato injusto».
El servicio da seis meses para que se pongan en marcha las medidas con especial atención a las mujeres que manifiestan un trato desigual para gestionar y tomar decisiones.
