Primero las buenas noticias: la semana que viene no habrá paros en el autobús urbano de Zaragoza. Aunque en el calendario de huelga aparecían señalados, los conductores los han desconvocado tras la reunión mantenida con la empresa y con el compromiso de ambas partes de seguir negociando la próxima semana. Un importante paso adelante que cambia el rumbo de un conflicto enquistado que acumula 15 meses de afecciones intermitentes en el servicio, traducidos en 105 días de paros, retrasos, esperas y una buena ración de paciencia.

Una decisión de los representantes sindicales que supone un alivio para todos aquellos que se desplazan en autobús, sobre todo a partir de julio, cuando el bus y el tranvía adaptan sus horarios al verano, ampliando los tiempos de espera.

Es un «acto de fe al que nos hemos visto obligados por la empresa», señalaban desde el comité, que han criticado que Avanza haya condicionado el futuro de las conversaciones a la suspensión de la convocatoria del lunes. La realidad es que esta situación va a permitir continuar las negociaciones del convenio colectivo (2019-2023) en un clima más amistoso, aunque los trabajadores dicen que el acuerdo «sigue muy lejos». Las citas acordadas son para el próximo miércoles, jueves y viernes.

 Nuevos paros y más duros

Sin embargo, no todo son buenas noticias porque desde el comité ya avisan que si la semana viene no hay avances significativos y no ven a la empresa con actitud conciliadora y propositiva, los paros que tienen preparados para julio y agosto son todavía más duros, sin semanas alternas y, a partir de septiembre, incluyendo los fines de semana. Y así, hasta el 8 de enero.

«Hemos ido por las buenas, con paros suaves, y ni el Ayuntamiento de Zaragoza ni la empresa nos han tomado en serio», ha criticado el presidente del comité de empresa, José Manuel Montañés, que ha dicho que hay convocado un comité extraordinario para el 30 de junio para refrendar los paros.

Las conversaciones no han sido sencillas y durante los 15 meses de conflicto han estado suspendidas en varias ocasiones. De hecho, la empresa y el comité no se veían las caras desde abril, cuando rompieron las negociaciones que, al final, retomaron esta semana.

Ahora mismo, y tras tres encuentros, sobre la mesa hay una oferta económica de la empresa que desde el propio comité reconocen que ha evolucionado de forma considerable aunque, recalca, «no es suficiente». En su tercera propuesta, Avanza mejoraba las condiciones salariales de los trabajadores con una subida salarial del 7% y de hasta el 9% en el caso de la cláusula de revisión. «En total, sumando todos los conceptos, el incremento es del 10,5%», explica el gerente de Avanza, Guillermo Ríos, que valora de una forma «muy positiva» la decisión de los trabajadores de desconvocar los paros.

«Ha sido una buena decisión, un paso muy importante y hay que reconocer el esfuerzo que han hecho», ha afirmado Ríos, que ha admitido que las tres reuniones previstas para la semana que viene son definitivas y nada sencillas.

Para el presidente del comité de empresa la evolución de las ofertas salariales de la empresa evidencia que sí tenían margen para mejorar sus condiciones. «Haces seis meses ofrecían una subida del 5,5% y ahora están en el 9%», dice sin dejar de destacar que sigue siendo «insuficiente».  

El poder adquisitivo

En el comité tienen muy claro que no van a firmar un convenio con el que no mantengan su poder adquisitivo. «Hasta la subida del IPC queda mucho todavía», subraya Montañés tras la reunión celebrada en el Servicio Aragonés de Mediación y Arbitraje (SAMA), la tercera de la semana.

Los trabajadores, en su oferta del pasado miércoles solicitaron una subida del 0% en 2020; del 2,7% en 2021; del 3,5% en 2022 y del 3,3% en 2023, mientras que la de Avanza es 0% en 2020; 1% en 2021, 3,5% en 2022 y 2,5% en 2022. Añadían una condición de manera que «si el IPC real anual en 2020, 2021, 2022 y 2023 supera las cantidades pactadas para estos años, se incrementara la diferencia con efectos retroactivos desde el 1 de enero del año correspondiente». Y, en caso de que sucediera lo contrario, que fuera inferior al porcentaje pactado, «la diferencia no tendrá ninguna repercusión a la baja».

Esta propuesta fue rechaza por Avanza, que mantiene la del jueves. «Cualquiera entiende que es buena, sobre todo con la situación económica actual», ha insistido Ríos.

Los trabajadores dicen que no, que aún se puede mejorar pero que, en caso de que Avanza no esté dispuesta a aceptar sus exigencias salariales tendrá que ceder por otro lado y mejorar sus condiciones sociales, como las fiestas pagadas y la posibilidad de elegir qué día las disfrutan, el mantenimiento de la plantilla, y otros tantos temas organizativos.

La semana que viene será clave. Definitiva para dar la estocada definitiva a la huelga más larga de la historia, negociada por dos comités distintos y que llegó a coincidir con la del tranvía durante varios meses.