Hace cuatro años que un andamio protege la fachada de un edificio abandonado de la calle Joaquín Gil Berges de Zaragoza, colindante a la parroquia de San Felipe. Un inmueble de propiedad privada que se ha convertido en un vertedero y residencia de las ratas, además de un escondite para las personas sin hogar. Los vecinos, hartos de la suciedad acumulada, han trasladado en reiteradas ocasiones y sin éxito sus quejas y malestar al ayuntamiento.
No son las únicas molestias, porque hace cuatro años que se tuvo que cortar el tráfico de la calle Morata, cambiando la dirección de la circulación y de acceso a los garajes cercanos, "con los problemas que ello ocasiona", denuncian.
"Las ratas son habituales por la calle, se meten en los portales cercanos e incluso en la iglesia de San Felipe", asegura una vecina de la zona que, a través de su comunidad de vecinos, ha presentado varias denuncias en el consistorio. Todavía está a la espera de una respuesta y, sobre todo, de que actúen aunque sea de forma subsidiaria, como han hecho en otras ocasiones.
Además, advierte que se ha visto a personas colándose la interior del solar sin que la Policía Local haya hecho nada por impedirlo, con el riesgo que atañe adentrarse en una parcela con una fachada en ruinas.