Zaragoza aspira a acoger el Mundial del fútbol 2030 junto a Portugal, un sueño al que le queda un largo recorrido y sobre el que revolotean demasiadas diferencias políticas. Lo cierto es que la capital solo podría celebrar partidos de la fase de grupos, dado que el nuevo coliseo que se plantea desde el ayuntamiento zaragozano tendría capacidad para 45.000 o 55.000 aficionados.
Atendiendo a los requisitos de la FIFA, la ciudad no podría aspirar a una semifinal, como dijo en su día el alcalde, Jorge Azcón, porque exige un aforo mínimo de 60.000 espectadores, que se elevan hasta los 80.000 para el partido inaugural y la final. Para un campo con un mínimo de 40.000 asientos solo se plantean partidos de la fase de grupos.
En una de las sesiones del grupo de trabajo celebrado en la casa consistorial para conocer la opinión de los expertos, agentes sociales, vecinales y económicos sobre el futuro del campo, el concejal de Urbanismo, Víctor Serrano, aseguró que «hay informes» que confirman que una nueva Romareda con 45.000 o 55.000 asientos sí podría construirse en su actual ubicación. Y lo que es más importante, afirmó que no se puede caer «caer en el error de buscar un campo con más localidades que después no podamos llenar». Es decir, que la capital tendrá en torno a 40.000 asientos, dejando atrás las opciones de celebrar una semifinal.
La FIFA también exige estadios 4 estrellas, con una serie de prestaciones que ni de lejos ofrece la actual Romareda, con muchos años a sus espaldas, y que se va a someter a una pequeña reforma para poder ser escenario de un partido entre las selecciones de España y Suiza de la Liga de Naciones el próximo 24 de septiembre.
Según el documento elaborado por la Federación Española de Fútbol, para optar a ser una de las subsedes, el campo debe tener una zona exterior con dimensiones para instalar todos los servicios complementarios de televisión y ofrecer un perímetro de seguridad determinado, algo que sería factible con el cierre de las calles aledañas. También es obligatorio que haya zonas de aparcamiento con una capacidad mínima de 5.000 plazas, un número que no alcanza el subterráneo de la plaza Eduardo Ibarra.
En cuanto a las infraestructuras complementarias «mínimas» que debe tener la ciudad aparecen los hoteles. La oferta hotelera estaría garantizada, con la salvedad de que tiene que haber entre «tres o cuatro» de 5 estrellas a una distancia máxima de 40 kilómetros en autobús de la subsede o el centro de entrenamiento.
También se exige que haya un aeropuerto a menos de 40 kilómetros, un centro ferroviario o centros médicos y hospitalarios de máxima capacidad y prestaciones próximas al campo. Tres requisitos que la capital aragonesa ya cumple. Por otro lado, la FIFA incluye entre sus condiciones la existencia, «como mínimo» de cuatro subsedes o centros de entrenamientos a una distancia de menos de 40 kilómetros.
E indispensable es que exista un acuerdo entre el Gobierno de la comunidad autónoma, el ayuntamiento de la ciudad y el titular del estadio. En principio, Javier Lambán y Jorge Azcón se comprometieron a impulsar este proyecto, aunque el rifirrafe sobre el futuro campo de fútbol es una constante entre ambos líderes.
Según el documento de la Federación, de las 14 sedes acordadas, 11 estarían en España y tres en Portugal, pero precisan de 72 subsedes para presentar la candidatura. Las comunidades tienen hasta el 4 de julio para mostrar su interés. H
